Tomado integro de la revista norteamericana "Selecciones" de noviembre de 1945
(Condensado de un documento oficial del ejercito norteamericano)
María Bierganz es una joven de diecisiete años que vive en Monschau, Alemania. Su diario, dado la publicidad por el contraespionaje norteamericano, se compone de una serie de cartas escritas a su novio que servía en las SS.
Monschau, 7 de octubre de 1944
Creo que ya no habrá en la vida pena que me conmueva después de haber visto entrar aquí a los norteamericanos. Si pudiese saber siquiera dónde estás, Pedro, creo que me sentiría mejor. Ayer supe que nuestra amada Colonia ha vuelto a ser víctima de los cobardes y despiadados ataques aéreos. Sí, mi querido Pedro poco a poco me voy dando cuenta de que esta guerra por nuestro sagrado derecho a la vida no es una contienda leal del valor contra el valor, sino una dispareja y abominable guerra de materiales
Ninguna culpa tenemos los pobres alemanes de no contar con un país tan rico como los Estados Unidos. Tampoco tenemos la clase de carácter que se necesita para explotar de tan ruin manera a pueblos pequeños y desamparados. Aquí los norteamericanos no han avanzado ni un paso. a pesar de sus incesantes bombardeos. Solo podemos sacudir una y otra vez la cabeza, mientras decimos: "Evidentemente, no hay mejor soldado que el alemán". La cobardía de los norteamericanos es sencillamente indescriptible.
8 de octubre de 1944
Hoy brilla el sol en un espléndido cielo azul. Hermoso día, si no fuera por las continuas explosiones de las granadas, el zumbido de las bombas cohetes y el sordo retumbar de los cañones. Los alemanes se defienden con valor sobrehumano de los ataques en masa: pero, por desgracia, tienen que ceder terreno palmo a palmo. Pedro querido, ¿que hemos hecho para merecer esto? ¿Acaso no ha trabajado Alemania sin descanso y con la más recta de las intenciones? ¿Todo habrá de ser en vano?. No, Pedro, no.
Siento que nosotros, los jóvenes que por tan amarga prueba estamos pasando, seremos duros como el hierro; nuestro destino es continuar la lucha por el ideal de nuestro insustituible Caudillo. Cuando todos lo hayan abandonado, podrá el contar todavía con la juventud. Nosotros nunca lo traicionaremos. Tal vez la suerte vuelva a sernos favorable y llegue a permitirnos, quien sabe cómo, desfilar bajo el Arco de Triunfo. No temas, Pedro, que los últimos reveses hayan convertido a tu novia en una criatura sin juicio. o en una vieja llorona. Por el contrario. mi calma desconcierta a las personas de mi familia, que tan nerviosas están. ¿Llorar? No, ni siquiera pienso en eso. Puede ser que no me ría tanto como antes pero conservo el buen humor, gracias a Dios
9 de octubre de 1944
Hoy no hay tanto tiroteo. Dentro de unos minutos iré a la ciudad para enterarme de las últimas noticias en el club Heimatstreue (Fiel a la Patria). Debo confesarte que me avergüenzo de ser mujer. Soy la única que hay en el club. Siempre que pienso en esto, me siento furiosa conmigo misma. Pero una puede confiar a ciegas en los del club. Todos ellos son jefes de la juventud Hitleriana. Pedro, los pobres alemanes han sido siempre víctimas de un destino cruel. Demostraremos, sin embargo, que somos dignos de nuestros antepasados. Una de las cosas por las que odio a los norteamericanos es porque muchos de ellos son alemanes renegados.
10 de octubre de 1944
Pedro, la vileza de mis queridas vecinas de pueblo y antiguas compañeras raya en lo indecible. Uno de los fieles oyó ayer, por casualidad, que dos muchachas de la directiva de un club, que viven ahora en Monschau. estuvieron bailando con norteamericanos. Es una bajeza que no tiene nombre. Hoy fue un día espantoso. Las ametralladoras tableteaban por todas partes. Parecía una lluvia de chispas acompañada por los agudos silbidos de las halas. Todavía no hemos salido de lo peor. Pedro. Por nuestros bosques vagan dispersas las tropas de defensa. Escuadrillas de bombarderos norteamericanos cruzan constantemente; y ahora vuelan muy bajo. Esta noche hemos comentado en el club el discurso del doctor Goebbels
Nunca le perdonare haber dicho que los habitantes del territorio ocupado por el enemigo hemos dejado de ser alemanes y que, al permanecer aquí. nos hemos entregado a los norteamericanos. En el club todos estábamos furiosos. ¿A donde podíamos ir? ¿Acaso al Rin, exponiéndonos al terrorífico bombardeo enemigo? Pedro, ahora me doy perfecta cuenta de la gran dicha que supone poderse llamar alemán. Ser alemán equivale a luchar, Nuestro club ha quedado reducido a tres personas: dos compañeros y yo. Acabo de saber que los norteamericanos presentaron a los defensores de Aquisgrán un ultimátum: si a las diez no se han rendido, la ciudad será destrozada por bombardeo aéreo y fuego de artillería. ¿Se rendirán las tropas de defensa?. Todavía sigo creyendo que no. Es verdaderamente horrible que Goebbels nos llame traidores, solo porque queremos seguir siendo alemanes
11 de octubre de 1944
Esta mañana la artillería norteamericana dispara ferozmente y sin plan. Los colosales cañones retumban por todas partes y enormes nubes de polvo se elevan al Cielo. ¿Qué hará Aquisgrán ?
13 de octubre de 1944
Siento no haber podido terminar mi carta de anteayer. Tuvimos que salir todos de la casa. Estaban buscando soldados alemanes. Esta mañana, apenas habíamos regresado, tres norteamericanos entraron de nuevo, fusil en mano, y registraron todas las habitaciones. Tenemos que abandonar nuestra casa dentro de media hora.
16 de octubre de 1944
Nos han dado un departamento en la calle de Laufen. No nos gusta ni pizca. Los vecinos de esta barriada eran muy pobres y falta en ella hasta lo más indispensable. ¿Donde estás hoy, día de tu cumpleaños, Pedro querido ? Si supiera que estabas, como otros de tus compañeros, viviendo en los bosques cercanos, iría a buscarte. Duisburgo y Aquisgrán han corrido una trágica suerte. ¿Ocurrirá lo mismo a la espléndida Colonia y a otras de nuestras hermosas ciudades ? No hay que pensar en ello. Es demasiado espantoso. Todo hay que dejárselo al tiempo y al destino. No está a nuestro alcance cambiar las cosas. Lo único que podemos es mantenernos firmes y esperar. Sin duda, tu padre te reñiría si le hablaras de firmeza y esperanza. Lo digo, porque yo tengo que librar un combate diario con mi familia a causa de esto.
17 de octubre de 1944
Hoy he hablado con un soldado de las tropas de defensa que estuvo prisionero. Lo habían reclutado hacía solo dos semanas. ¡Qué suerte si un día fueses tú quien, de este mismo modo inesperado, se presentara ante mí! Hoy he vuelto a casa y me he llevado la radio. Es pequeñita, de fabricación francesa. Figúrate que por poco piso una mina enterrada. Un norteamericano me salvó la vida. Querido Pedro, cuantos más soldados de las tropas de defensa vienen por aquí, tanto mayor es mi deseo de volver a verte. Colonia, mi Colonia. ¿Acaso no existe ya justicia en el mundo que castigue a los culpables de semejante crimen? ¡Nuestros corazones claman venganza! Uno de "nuestro grupo" supo ayer que varios jefes de la juventud Hitleriana han sido llevados a Francia para hacer trabajos de descombro. Antes de dejarme llevar así, desertaría
19 de octubre de 1944
¿Qué me dices del "ejército popular" alemán? Aquí lo califican de crimen y matanza al por mayor. En mi opinión es la señal más clara de que no disponemos de nuevas armas. Pedro, el corazón se me hace pedazos al pensar que tantas proezas y tantos sacrificios de nuestros jóvenes durante estos años han sido en vano. No, no es posible, Pedro. ¡Qué sería entonces de nosotros, la juventud? Una ametralladora pesada alemana ha empezado a disparar de nuevo hace un instante. La lucha es muy reñida en los bosques de Eiffel. Los norteamericanos llegan hasta allí pero no pasan.
Si nuestros soldados tuvieran los elementos con que cuentan estos manganzones, se pondrían de un salto en los Estados Unidos. Estos tipos no son soldados, sino bailarines de jazz. Lucha y avance son para ellos palabras vacías de sentido. Ojalá podamos darles todavía otra buena paliza. Pedro, cuando pienso en el tiempo que pasamos juntos en Monschau, no acierto a comprender por qué tenía que acabarse tan pronto aquella época maravillosa. ¿Qué se ha hecho de la compasión humana ? La humanidad no se apiada de dos criaturas desgraciadas. Pero ¿qué esto diciendo? No queremos piedad. Vivir es luchar. Ser alemanes es ser fieles y yo permaneceré fiel a la obra y propósito de estos años. Criaré a mis hijos, inspirándoles los mismos principios, lo juro.
21 de octubre de 1944
¿Por qué no podemos seguir siendo alemanes, querido? En Monschau no quedan ya más que tres leales. ¿No te parece aterrador?. La juventud está desmoralizada. Les dan cigarrillos norteamericanos a los jóvenes de quince años, les enseñan a fumar. ¿No te duele el corazón al saberlo, Pedro? ¿Qué ha sido de nuestros ideales y de la moral de la juventud alemana ?. Dos norteamericanos separaron ayer de su hijito a nuestra antigua jefa de escuadra y se la llevaron en automóvil. Quieren que les diga adonde han ido el administrador del distrito v todos los demás funcionarios. Pero ella jamás lo dirá. Tal vez uno de estos días me llegue a mi el turno de ser interrogada. Mira lo que les diré: marchó a Aquisgrán y es fácil reconocerlo porque ha perdido las dos piernas. Mentiré, pero eso carece de importancia.
27 de octubre de 1944
Ayer se desato el infierno. Las ametralladoras disparaban sin cesar, el cielo estaba rojo y tronaban la artillería y los nuevos cañones de los tanques norteamericanos. En medio de aquel ruido infernal se oía el zumbido de nuestras bombas cohetes. Era indescriptible. Hoy tenemos que ir a las oficinas del gobierno militar. Es muy probable que sea la última vez que nos permitan volver a casa. Ya sabes que tarde o temprano los norteamericanos acaban por mostrar el cobre.
28 de octubre de 1944
Pedro, todavía estoy pálida como una muerta. Conseguimos permiso de pasar una hora en nuestra casa. En la oscuridad tropecé con algo que estaba en el suelo. Sentí inmediatamente que era un cuerpo humano, y se me heló la sangre. Necesité de todas mis fuerzas para reprimir un grito. Al fin. encontré unos fósforos y mis sospechas quedaron con firmadas... un alemán muerto. ¡Horrible! Las facciones del soldado estaban completamente desfiguradas. En el primer piso encontramos un herido.
Por él supimos de lo que había pasado. Algunos de nuestros soldados, que se habían parapetado detrás de la casa, tenían un hambre feroz y entraron con intención de aplacarla. Poco después oyeron voces en el piso bajo y súbitamente aparecieron ante ellos unos cuantos norteamericanos. Bien puedes imaginar la escena que siguió. Los cerdos aquellos cargaron con tres cajas de vino y no dejaron nada en armarios y alacenas, todo estaba en el suelo. Habían regado jugo de frambuesa por dondequiera, y la ropa blanca, en revuelto montón, yacía en un pozo de aquel jugo. Algo espantoso, te digo.¡Cerdos cobardes!
Destrozaron el escritorio con un hierro de la estufa. Es sencillamente increíble. Pedro querido, tengo que pedirte una Cosa. Tú eres soldado ahora y estás luchando con las implacables tropas de defensa. Hazme este favor, Pedro: Cuídate de las casas ¡Si tienes hambre, entra en alguna de ellas, coge algo que comer, pero márchate en seguida! ¿Me entiendes? ¡Casos como el que tuvimos aquí son horribles!
29 de octubre de 1944
Cada cuarenta minutos rasga los aires con su infernal zumbido una bomba cohete. Van dirigidas a Bruselas y Lieja. Ha vuelto una muchacha de la vecindad que fue herida hace seis semanas. Probablemente tendrá que guardar cama dos o tres meses. Tenia un fragmento de metralla en la pierna derecha. Justamente encima de la rodilla. Como no hay corriente eléctrica ni en Monschau ni en Eupen, la cruz roja norteamericana la llevó a Welkenraeth, en Bélgica. Allí la examinaron con los rayos X. vieron que tenia rota la pierna y se la enyesaron. Luego dejaron que la pobre muchacha se consumiera de fiebre.
Dos días después la trasladaron a un hospital de campaña norteamericano, en Hombourg. Luego la llevaron a Bruselas donde sufrió el odio de los belgas y el terror de nuestras bombas cohetes. ¿Dónde puedes estar, Pedro? ¿Te Ilegarán alguna vez estas notas?. Pedro, ¡quiero seguir siendo alemana ¡Tengo que seguir siéndolo! Si el arma nueva resultara... Aún podría sálvanos. ¿No crees tú que toda esta desgracia debe pesar sobre la conciencia de los traidores? ¿Cuantos, día tras día, se han pasado al enemigo, faltando a sus deberes con la Patria ? Me enfermo sólo de pensarlo, querido. Pero hay que tener valor y voluntad de seguir peleando. Vivir es luchar. Me inspiro en este pensamiento y lo uniré a las palabras con que le despediste de mi: ¡Sé valiente!
1 de Noviembre de 1944
Cuando esto acabe, habremos perdido cuanto teníamos; pero hay una cosa que no pueden quitarnos, y es el modo de pensar y vivir que enseñaron a nuestra juventud. Eso está incrustado en nuestros corazones. ¿Acaso no hemos crecido luchando? ¿Comenzaremos la nueva vida inspirados en los viejos principios? Hay que ser optimistas y confiar en que vendrán mejores días para Alemania.
3 de Noviembre de 1944
Ahora nos dan bastante carne (un kilo por persona a la semana) pero temo que cuando llegue el invierno, vamos a morir de hambre. La cosecha de papa no ha sido recogida aún. He tenido que esperar cuatro horas para conseguir un pan. ¿No te parece tremendo? Acabo de oír las noticias de las cinco. Tienen muy mal cariz. Yo sigo creyendo en la victoria alemana y tengo muchas discusiones con mi familia por esta causa. Estoy segura de que mi madre cambiará de parecer algún día. Tal vez acabe por abrir los ojos y ver lo que pasa. Vivir en nuestro tiempo es luchar. Debería haberme marchado de aquí hace mucho tiempo.
5 de noviembre de 1944
Estoy siempre con hambre. El pan y La mantequilla son cada día mas escasos. Me pongo furiosa cuando pienso que nuestros enemigos pretenden gobernar a Alemania y suprimir el uso de nuestra antigua y hermosa lengua. ¿Por que tenemos que soportar todo esto? Sólo porque ciertos individuos se pasan la vida mintiendo e inventando historias. Yo no dejo ni un instante de confiar en nuestro buen soldado alemán que es el mejor del mundo. El enemigo dispone de recursos enormes, pero sus soldados tienen miedo, cosa que no ocurre a los nuestros.
Esta es una guerra de materiales. ¿Como vamos a resistir a quienes los tienen en tan avasalladora abundancia?. Esta mañana me despertó una bomba V-1. Pasó muy cerca y a los pocos minutos oímos una explosión tremenda que sacudió toda la casa, abriendo puertas y ventanas. Debe haber caído cerca de Eupen. Ojalá haya dado en el blanco a que iba destinada. Adonde quiera que mires ves aviones en el aire. ¡Que desgracia para nuestros pobres muchachos y para todas estas lindas ciudades!
8 de noviembre de 1944
Ya no puedo sufrir más a la familia. Anoche tuve una pelea en la mesa, sólo por haber dicho que "seguía con hambre" "Deberías ver al medico", contestó mi hermano. La abuela dijo algunas cosas sarcásticas. "Ahora clama por tu Hitler y su pandilla, pero de nada te servirá, porque ya está llegándoles la hora". No pude aguantar más y salí del comedor. Hoy hemos tenido aquí un tiroteo bastante grande. ¿Crees que el Führer hablará esta noche? ,Si lo hace, espero que no apaguen la radio de la casa porque tengo muchos deseos de oírlo. Quisiera ser hombre para pelear por mis ideas.
9 de noviembre de 1944
Hoy está nevando. Otros años nos divertíamos de lo lindo, pero ahora no podemos salir a la calle ni nos permiten utilizar el trineo. Nuestra provisión de papas se ha agotado. Además, tenemos que aguantar que ocupen las calles estos norteamericanos. ¡Cuanto daría yo por ver otra vez aquí a los alemanes! Nos alegró mucho saber que se estaban lanzando bombas V-2, Ojalá mejoren algo nuestra situación.
Anoche estuvimos esperando el discurso del Führer. Pero no hablo. Todavía ayer me encontraba dispuesta a hacer cualquier cosa por el Führer. Pero hoy estoy un poco desilusionada. ¿Será cierto que Himmler tiene encerrado a nuestro Führer? El alto mando no lo menciona ya. Yo creo en él y confío en él todavía: así como en un porvenir mejor. La victoria pertenece a nuestra bandera, y tiene que acompañarla siempre
domingo, 11 de octubre de 2009
sábado, 3 de octubre de 2009
Fiesta del Trabajo Nacional, por Joseph Goebbels
DISCURSOS MEMORABLES
Joseph GoebbelsBerlín
1 de mayo de 1933“Fiesta del Trabajo Nacional”Extractado de "Auge y Victoria de la Juventud Hitleriana"
"No es acto casual que el día de la Fiesta del Trabajo Nacional, se inicie con una llamada a la juventud alemana. Por especial disposición del Presidente del Reich y de acuerdo con el Goberino iniciamos este día en unión de la juventud portadora del futuro aleman. La juventud tendrá que recibir, alguna vez, la herencia que deseamos depositar en sus manos. Y es la tarea más noble de esta jóven Alemania, que encuentra su expresión de poderío político bajo el gobierno de Adolf Hitler, educar a la juventud en el orgullo y corrección, en hábitos de virtud y disciplina. El total del pueblo aleman, en todas sus clases y oficios, se manifiesta en el día de hoy a favor del trabajo y su prosperidad. Donde antes disparaba la ametralladora y se cantaba el himno del odio de clases y de la internacional, el gobierno de Hitler logra en su primer año de acción reunir a todo el pueblo aleman en este primero de mayo, a exteriorizar su apoyo al Estado, al pueblo y a la Nación. Se derrumbaron todas las diferencias, se destruyeron todas las barreras que por medio siglo distanciaban al pueblo en odio de clases y tinieblas de castas y hoy se dan la mano todos los alemanes, todas las clases, castas, oficios, profesionales o creencias y alzan su promesa de vivir unidos y trabajar luchando por la Patria.En este día se detienen las ruedas y calla la máquina, pero no por edicto del odio de claes, ni porque una internacional ajena al pueblo y a la tierra quiera protestar y sublevarse contra el Estado, sino que el gobierno mismo ha dado la orden para detener el trabajo en el día de hoy, a fin de que todos los alemanes, se pongan a retaguardia de la bandera de la revolución nacional y proclamen ante el pueblo y ante el mundo, que Alemania despertó ya de una larga pesadilla, que el pueblo y el Estado son ya uno, que las banderas que flamean hoy en Alemania no son ya el símbolo de un gobierno ajeno al país y al pueblo, sino que los emblemas que brillan hoy son el símbolo de la total Alemania despierta de hoy. Enmudecieron los cantos odiosos de lucha de clases; en cambio, se entona hoy el reconocimiento iluminado del pueblo por nuestro destino, que es el porvenir de la Nación; su himno se escucha en todo Alemania, en la capital, en las grandes ciudades, en la provincia, como en el más pequeño paraje de un grupo de campesinos.Terminó la lucha de clases, sobre las ruinas del desastre de un Estado liberal capitalista, se alza la vida de comunidad popular, la idea de voluntaria conexión responsable, que tendrá cada cual frente al Estado y a la nación. El gobierno que detuvo la lucha de clases con la orden "hasta aqui y no más alla", tomó para sí una grandiosa obligación y responsabilidad. Y al reunirse hoy en esta mañana de sol en este histórico sitio del Lustgarten de Berlín, la juventud alemana de los bancos escolares, universidades, de las fábricas y establecimientos de enseñanza, no es sólo para manifestar su apoyo al Estado, sino también para demostrar por el trabajo y sus atributos.Las juventud puede estar hoy orgullosa, pues, fue ella la que alcanzó la conquista del Estado, es ella que con júbilo tomó la responsabilidad sobres sus espaldas y por eso, que en los mástiles de los edificios públicos y particulares, flamean hoy en todas las calles y caminos, no sólo el glorioso emblema negro, blanco y rojo de la Alemania antigua, sino que flamea también gloriosa y coronada por la victoria, la bandera de la cruz svástica de las revolución nacionalsocialistas. La juventud alemana marchó tras este emblema, hacia la revolución y reconoce hay ante Dios y ante el mundo que esta revolución no se detendrá jamás, que la revolución sólo encontrará su término, cuando hay conquistado al total del Estado y con ello al total del pueblo aleman.En las semanas y meses pasados, hemos abierto la brecha gloriosa de una nueva doctrina, de una nueva conformación de la vida, una nueva relación para con el Estado, la economía el pueblo y la cultura. Vivimos la época del más grandioso trastorno histórica, como sólo vive un pueblo cada mil años de su existencia. Feliz juventud que no sólo es testigo, sino cooperadora y cómplice de tan grandiso acontecimiento histórico. El pueblo alemán se empobreció por la guerra y la revolución, así como por 14 años de la política de Noviembre, pero desde el 30 de enero, desde la fecha en que hemos vuelto a nosotros mismos, hemos ganado ya algo en la mentalidad popular. A través de las masas surca ya un regocijo interior y parece que no fuera acto casual, que precisamente este año de primavera, llegue tan pronto sobre Alemania. Parece que el sol volviese a despuntar sobre nuestra tierra.Alemania perdió la guerra pero ya está capacitada para ganar la revolución. Todo lo que se hizo mal en años pasados, nosotros la juventud alemana queremos mejorarlo y por eso anunciamos al país: Nosotros, la juventud alemana, pondremos término al pesimismo, arrojaremos de nuestro camino al cruel destino y llenos de fe y de optimismo, nosotros, muchachos de los bancos escolares, de las fábricas y oficinas, nosotros jóvenes trabajadores y estudiantes, seremos portavoces de este resuelto optimismo. La juventud alemana combatió con interminable idealismo, durante catorce años al Pseudo Estado de 1918; con porfía aceptó la humillación, persecuciones y calumnias y con banderas aladas marchó hacia el Tercer Reich, el 30 de enero, hacia el nuevo Estado, por el cual combatió.Esta juventud tiene el derecho de exigencias y alza hoy ante el mundo entero su petición, exigiendo trabajo, pan, honra y facilidades de vida, exigencias para la conformación de la vida popular de acuerdo con las prácticas de la vida alemana. Pero esta juventud experimentada por el purgatorio de la guerra y de la época posterior, sabe también que sólo tiene derechos a exigencias, quien toma para sí las obligaciones de su desempeño. Y, por eso, queremos en esta luminosa maãna, alzar promesa de trabajo y no titubear, rendir ante el templo de la Patria la donación completa de nuestros corazones y manifestarnos con todo el alma por Alemania y su grandioso destino histórico.La juventud saluda a los trabajadores, la juventud saluda a toda la Alemania productora; jóvenes y ancianos, superiores e inferiores, todos deben darse la mano en este día y formar la unión que sea por siempre indisoluble. Así marcha hoy la juventud alemana que va hacia el futuro, y nosotros, juventud vanguardia de la revolución alemana, somos los portadores de las flameantes banderas coronadas de gloria del resurgimiento alemán y de la brecha abierta por la nación. En vuestro poder, muchachos, va a depositarse un día el Estado y esperamos con fe que depositaremos en vuestras manos un Estado superior al que recibimos en las nuestras. La juventud se reconoce para con el Estado en obligación, virilidad y disciplina, saluda al viejo Reich con apego a las tradiciones del pasado y marcha valeroso y resuelto hacia el destino comun aleman. Nuestro saludo va dirigido a la Patria, al Pueblo, a los trabajadores y a la Nación.Renovamos nuestra promesa por una Alemania unida con un llamado: El Canciller del Reich, el Führer del pueblo, el portaestandarte de la juventud alemana, Adolf Hitler, Sieg Heil !"
LAS WAFFEN SS DESPUÉS DE 1945
"Ya en la Alemania ocupada, ya en Rusia o en otros países, siempre ha sido la élite excelente del poder nacionalsocialista, las Waffen-SS, la que la mayoría de las veces ha sufrido, como también era de esperar. Francia es uno de los países en los que los jóvenes hombres SS- fáciles de reconocer - fueron sometidos a las mayores durezas completamente conscientes; debieron permanecer tendidos semanas enteras sobre la tierra fría y húmeda; recibieron una dieta de hambre, fueron golpeados y torturados. Muchos eran enviados a campos de esclavitud en las colonias tropicales francesas o belgas para morir allí de agotamiento, mala alimentación, malos tratos y de enfermedades tropicales. Encontré a un Herr H. que, tras su detención en 1945 por los franceses, era enviado con otros dieciocho mil prisioneros desde Marsella hacia Sidibel-Abbés, y desde esta plaza a través del desierto del Sahara hacia el Congo belga bajo la escolta de tropas auxiliares marroquís medio salvajes. Estos africanos dejados a solas con los prisioneros desarmados en la soledad abrasadora, convirtieron en pasatiempo dispararles con el más mínimo pretexto y también sin ninguno. Tal vez los franceses les habían enseñado a contemplar a los nacionalsocialistas como los enemigos naturales de todos los pueblos de piel oscura - tal como la propaganda británica lo hizo con una gran multitud de ingenuos hindús. Esta información junto con el placer innato al asesinato indujo posiblemente a los negros a este modo de obrar. Muchos de los prisioneros que no murieron por este procedimiento, lo hicieron sobre el camino por fiebres malignas. No tenían medicinas, ni atención médica, ni el cuidado que tenían sus camaradas. En el Congo fueron retenidos en un campo bajo la vigilancia de tropas salvajes de norteafricanos y negros, debiendo trabajar como esclavos en las minas de plomo doce horas al día - desde la salida del sol hasta el ocaso - con agua hasta la cintura y casi sin alimentación. No podían escribir y recibir cartas; tampoco podían tener libros que les hubiesen podido ayudar a soñar con una vida menos fatigosa, sombría y desesperada en ese infierno en el que permanecieron durante tres años. De estos dieciocho mil hombres que en el 45 se habían hecho a la mar desde Marsella, quedaron sólo cuatro mil ochocientos con vida, que en 1948 regresaron a la costa de Europa para ver una Alemania en ruinas. Acaso retornaban a la Patria para ver vengados a sus camaradas y a ellos mismos - ¡ojalá todos los Dioses me pudieran oir y atender!"SAVITRI DEVI ORO EN EL CRISOL. Pág. 133 y 134.
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