Nacionalsocialismo


martes, 1 de diciembre de 2009

martes, 3 de noviembre de 2009

Centro Simon Wiesenthal


El Centro Simon Wiesenthal lleva el nombre de Simon Wiesenthal, el célebre "cazador de nazis" austríaco, fallecido el 20 de septiembre de 2005 a los 96 años en Viena, Austria.

El centro, ubicado en Los Ángeles, Estados Unidos está dedicado a difundir documentos falsificados sobre las supuestas víctimas del Holocausto y lleva registros de los conocidos mundialmente como "criminales de guerra" "Nazis" y sus respectivas actividades.

Actualmente con el paso del tiempo y la desaparición física paulatina de los partícipes de la Segunda Guerra Mundial, el centro, para seguir recaudando fondos y seguir extorsionando gobiernos, se ha transformado en denunciante de actividades antisemitas en todo el mundo. Una manera muy efectiva de seguir recaudando dinero a costa de los contribuyentes de todos los países, principalmente occidentales, que pagan sus impuestos.

El centro del odio

El Centro consiguió llevar a más de 1.100 personas ante la justicia, a pesar de la apatía y la indiferencia del mundo. El famoso "cazador de nazis" estaba enfermo desde hacía varios años y vivía como un recluso. Según la leyenda que él mismo divulga, ha sobrevivido a varios campos de concentración al fin de la guerra, pero 89 de sus parientes murieron (sic).

Wiesenthal nació en 1908 en una familia judía en Buczacz, cerca de Leópolis (Ucrania) y escapó a la policía secreta soviética. Fue liberado en 1945 del campo para prisioneros peligrosos de Mauthausen por los estadounidenses. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, en 1945, y todo el mundo volvió a su casa para olvidar la tragedia de la guerra, Wiesenthal, vocero de las ambiciones sionista para conseguir un estado para los judíos comenzó su trabajo de odio.

Es él quien en 1953 señaló la presencia en Argentina de Adolf Eichmann, uno de los supuestos ejecutantes de la mítica "Solución Final", y que fue secuestrado ilegalmente por militares enviados por el gobierno israelí.


El Centro Simon Wiesenthal ha sido descrito por el autor estadounidense de origen judío Norman Finkelstein como una "cuadrilla de ladrones despiadados e inmorales, que hacen cualquier cosa por un dólar". En su libro "La industria del Holocausto" asegura que el Centro funciona como un negocio de familia, y que en los años 90 sus lideres obtuvieron la cantidad de 525.000 de dólares por año.

Conocido mundialmente como el legendario "cazador de nazis", Simon Wiesenthal ha sido llevado por la propaganda sionista a la condición de máxima autoridad y símbolo viviente sobre la cuestión del fantasioso y mitológico Holocausto y su "inexorable castigo". Especializado en perseguir octagenarios y nonagenarios por distintas partes del planeta bajo los cargos y las acusaciones más terroríficas y tenebrosas, es ya imposible separar la figura de Wiesenthal del tema mencionado. Personifica la furia y el odio insaciable del genocida Estado de Israel, y su estatura moral, el cuestionable cimiento, veracidad y justicia de la causa que representa.


En Argentina, Wiesenthal ha sido en su oportunidad invitado por el gobierno de Carlos Menem como huésped oficial, con la potestad de meterse él - o quien designe- en cuanto archivo o repartición del Estado argentino estime oportuno. En la actualidad incluso, el representante local de Wiesenthal ha sido incluído en una comisión creada por el Poder Ejecutivo y encargada de investigar las supuestas toneladas de oro que habrían traído los nacionalsocialistas a la Argentina.


Judíos opinan sobre el Centro y sobre Wiesenthal

Para tomar cabal conciencia de quién es este personaje vamos a reproducir algunas de las opiniones que sobre él tienen importantes personalidades judías, que pese a su condición de tales - e insospechados de antisemitismo - parecen no compartir la "verdad histórica" que desde hace más de medio siglo se nos quiere imprimir a fuego en nuestras mentes.

Opinión del ex canciller austríaco Bruno Kreisky

El ex canciller socialdemócrata de Austria y judío él también, Dr. Bruno Kreisky, acusó a Simon Wiesenthal de ser un "asesino de reputaciones" y a su Centro de Documentación Judía de Viena de "maffia cuasi política". El diario Salzburger Nachrichten (Noticias de Salsburgo) del 11 de octubre de 1975 - donde se consignan las declaraciones del hastiado canciller -, continúa reflejando las palabras del Dr. Kreisky quien dice que "Wiesenthal no es muy riguroso en cuanto a la verdad, en sus métodos no es muy preciso y trabaja con trucos..."

En otras palabras, que lo califica de mentiroso, que fabrica "pruebas" y que, finalmente, es capaz de aplicar los mismos métodos del MOSSAD (Servicio de Inteligencia Israelí), ya que "lesiona en la forma más crasa los principios de un Estado de Derecho."

"Los métodos de Wiesenthal -continúa Kreisky- no contribuyen a superar el pasado, ellos no hacen sino abrir cada vez de nuevo el pasado..." y advierte sobre el crecimiento del antisemitismo, de lo que culpa a Wiesenthal y a su banda.

Opinión del Dr. Charles Fischbein

El Dr. Fischbein fue durante más de once años miembro de organizaciones judías, así como director del Jewish National Found (Fondo Nacional Judío) en los Estados Unidos. Asqueado de tanta hipocresía y mentira, renuncia por "razones de conciencia" a todos sus cargos hacia 1983. Su testimonio es una acusación frontal sobre los fines, métodos y consecuencias de esta verdadera "cacería de fantasmas" como él mismo la define.

"Si las atrocidades referidas por los sionistas - dice Fischbein en el periódico norteamericano Spothlight -, de los cuales fueron víctimas los judíos y otros, a manos de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial son auténticas, queda para el escrutinio de los historiadores. Sin embargo, el concepto mismo de Holocausto se ha convertido en una industria. Las organizaciones sionistas desarrollan slogans tales como "Somos Uno". Los miembros de la Liga de Defensa Judía, organización todopoderosa, utilizan el slogan "Nunca Más", todo en un intento de crear un mercado en el cual vender sus tácticas intimidatorias que buscan crear la solidaridad para apoyar sus posiciones políticas."

Respecto a Simon Wiesenthal, la opinión del Dr. Fischbein no puede ser más lapidaria: "Si Ud. quiere sacar beneficio de sus pérdidas nunca permita que su enemigo muera. Este es un principio vivo y vigente en el "Simón Wiesenthal Center", una organización que obtiene millones de dólares anualmente cazando "criminales de guerra nazis" y respaldada por las organizaciones de "sobrevivientes del holocausto" que lucran obteniendo millones de dólares para perseguir a villanos FICTICIOS y difundir HECHOS INEXISTENTES y la cual brega permanentemente por mantener vivo a Josef Mengele a toda costa..."

"Yo - continúa Fischbein - como judío y antiguo director ejecutivo del Fondo Nacional Judío de Washington soy plenamente consciente de las técnicas usadas por Wiesenthal y otros para mantener viva la memoria del "enemigo"... Es una triste realidad que los judíos permitan que gente como Wiesenthal ataque a cualquiera que tenga una diferente interpretación histórica y lo rotulen como 'antijudío'..."

Las citadas opiniones nos eximen de mayores comentarios sobre la trayectoria de este estafador profesional llamado Simon Wiesenthal.


Para la agencia REUTERS, dirigida en su mayoría por judíos, el Centro Simon Wiesenthal es una organización de “derechos humanos” (sic). El siguiente es un artículo de dicha agencia donde muestra la locura sin límites del Centro Simon Wiesenthal:

Recompensa de 10 mil Euros por "cazar" un nazi. Una ONG judía convoca la caza de criminales de guerra nazis. Diez Mil euros por denunciar a uno.

BERLÍN, (REUTERS) - El Centro que lleva el nombre del 'cazador de nazis', Simon Wiesenthal, lanzará este verano en Alemania una campaña para descubrir a los últimos criminales de la Segunda Guerra Mundial. La organización, que desde 1977 defiende los derechos humanos (sic) de los hebreos, va a ofrecer un premio de 10.000 euros por cualquier pista que pueda llevar a una condena. La campaña se desarrollará a través de anuncios en los periódicos y una línea telefónica especial, ha declarado para la revista Focus Efraim Zuroff, director de la oficina del Centro Wiesenthal en Jerusalén, y formará parte de la "¡Operación Última Oportunidad!" (sic). Esta iniciativa para la detención de los nazis impunes ya se está realizando en Letonia, Lituania y Estonia, desde 2002, así como en Rumania, Polonia y Austria, desde 2003. Croacia, Hungría y Ucrania figuran entre los próximos objetivos de la "Operación", mientras todavía no hay proyectos satisfactorios para los estados de la Europa del Este. "En Europa siguien libres miles de criminales de guerra", ha explicado Zuroff. "Nosotros nos limitamos con ir a los lugares donde han matado a judíos. Allí aún podemos encontrar a un importante número de testigos", ha añadido. El Centro Simón Wiesenthal tiene que actuar rápido: tanto los verdugos como los sobrevivientes de los campos de exterminio están ya demasiado viejos y se van muriendo. El año pasado Efraim Zuroff estimó el tiempo restante para las pesquisas en un máximo de cinco años. Según los datos del Centro, actualmente se investigan cerca de 500 casos de supuesta participación en crímenes de guerra. Todos los sospechosos tienen más de 80 años. Entre los denunciados se encuentran también los tres ex oficiales de la milicia de Hitler, las SS, que el mes pasado fueron condenados en su ausencia por un tribunal italiano por haber participado durante la Segunda Guerra Mundial en el exterminio de 560 campesinos toscanos. Los acusados no se han presentado en Italia y no está claro si se pueden extraditar.

"La sede del Centro Simon Wiesenthal Center se encuentra en Los Ángeles. Sin embargo, también hay oficinas internacionales situadas en las siguientes ciudades: Nueva York, Miami, Toronto, Jerusalén, París y Buenos Aires"

domingo, 11 de octubre de 2009

Diario de una muchacha ns

Tomado integro de la revista norteamericana "Selecciones" de noviembre de 1945
(Condensado de un documento oficial del ejercito norteamericano)

María Bierganz es una joven de diecisiete años que vive en Monschau, Alemania. Su diario, dado la publicidad por el contraespionaje norteamericano, se compone de una serie de cartas escritas a su novio que servía en las SS.
Monschau, 7 de octubre de 1944
Creo que ya no habrá en la vida pena que me conmueva después de haber visto entrar aquí a los norteamericanos. Si pudiese saber siquiera dónde estás, Pedro, creo que me sentiría mejor. Ayer supe que nuestra amada Colonia ha vuelto a ser víctima de los cobardes y despiadados ataques aéreos. Sí, mi querido Pedro poco a poco me voy dando cuenta de que esta guerra por nuestro sagrado derecho a la vida no es una contienda leal del valor contra el valor, sino una dispareja y abominable guerra de materiales
Ninguna culpa tenemos los pobres alemanes de no contar con un país tan rico como los Estados Unidos. Tampoco tenemos la clase de carácter que se necesita para explotar de tan ruin manera a pueblos pequeños y desamparados. Aquí los norteamericanos no han avanzado ni un paso. a pesar de sus incesantes bombardeos. Solo podemos sacudir una y otra vez la cabeza, mientras decimos: "Evidentemente, no hay mejor soldado que el alemán". La cobardía de los norteamericanos es sencillamente indescriptible.
8 de octubre de 1944
Hoy brilla el sol en un espléndido cielo azul. Hermoso día, si no fuera por las continuas explosiones de las granadas, el zumbido de las bombas cohetes y el sordo retumbar de los cañones. Los alemanes se defienden con valor sobrehumano de los ataques en masa: pero, por desgracia, tienen que ceder terreno palmo a palmo. Pedro querido, ¿que hemos hecho para merecer esto? ¿Acaso no ha trabajado Alemania sin descanso y con la más recta de las intenciones? ¿Todo habrá de ser en vano?. No, Pedro, no.
Siento que nosotros, los jóvenes que por tan amarga prueba estamos pasando, seremos duros como el hierro; nuestro destino es continuar la lucha por el ideal de nuestro insustituible Caudillo. Cuando todos lo hayan abandonado, podrá el contar todavía con la juventud. Nosotros nunca lo traicionaremos. Tal vez la suerte vuelva a sernos favorable y llegue a permitirnos, quien sabe cómo, desfilar bajo el Arco de Triunfo. No temas, Pedro, que los últimos reveses hayan convertido a tu novia en una criatura sin juicio. o en una vieja llorona. Por el contrario. mi calma desconcierta a las personas de mi familia, que tan nerviosas están. ¿Llorar? No, ni siquiera pienso en eso. Puede ser que no me ría tanto como antes pero conservo el buen humor, gracias a Dios
9 de octubre de 1944
Hoy no hay tanto tiroteo. Dentro de unos minutos iré a la ciudad para enterarme de las últimas noticias en el club Heimatstreue (Fiel a la Patria). Debo confesarte que me avergüenzo de ser mujer. Soy la única que hay en el club. Siempre que pienso en esto, me siento furiosa conmigo misma. Pero una puede confiar a ciegas en los del club. Todos ellos son jefes de la juventud Hitleriana. Pedro, los pobres alemanes han sido siempre víctimas de un destino cruel. Demostraremos, sin embargo, que somos dignos de nuestros antepasados. Una de las cosas por las que odio a los norteamericanos es porque muchos de ellos son alemanes renegados.
10 de octubre de 1944
Pedro, la vileza de mis queridas vecinas de pueblo y antiguas compañeras raya en lo indecible. Uno de los fieles oyó ayer, por casualidad, que dos muchachas de la directiva de un club, que viven ahora en Monschau. estuvieron bailando con norteamericanos. Es una bajeza que no tiene nombre. Hoy fue un día espantoso. Las ametralladoras tableteaban por todas partes. Parecía una lluvia de chispas acompañada por los agudos silbidos de las halas. Todavía no hemos salido de lo peor. Pedro. Por nuestros bosques vagan dispersas las tropas de defensa. Escuadrillas de bombarderos norteamericanos cruzan constantemente; y ahora vuelan muy bajo. Esta noche hemos comentado en el club el discurso del doctor Goebbels
Nunca le perdonare haber dicho que los habitantes del territorio ocupado por el enemigo hemos dejado de ser alemanes y que, al permanecer aquí. nos hemos entregado a los norteamericanos. En el club todos estábamos furiosos. ¿A donde podíamos ir? ¿Acaso al Rin, exponiéndonos al terrorífico bombardeo enemigo? Pedro, ahora me doy perfecta cuenta de la gran dicha que supone poderse llamar alemán. Ser alemán equivale a luchar, Nuestro club ha quedado reducido a tres personas: dos compañeros y yo. Acabo de saber que los norteamericanos presentaron a los defensores de Aquisgrán un ultimátum: si a las diez no se han rendido, la ciudad será destrozada por bombardeo aéreo y fuego de artillería. ¿Se rendirán las tropas de defensa?. Todavía sigo creyendo que no. Es verdaderamente horrible que Goebbels nos llame traidores, solo porque queremos seguir siendo alemanes
11 de octubre de 1944
Esta mañana la artillería norteamericana dispara ferozmente y sin plan. Los colosales cañones retumban por todas partes y enormes nubes de polvo se elevan al Cielo. ¿Qué hará Aquisgrán ?
13 de octubre de 1944
Siento no haber podido terminar mi carta de anteayer. Tuvimos que salir todos de la casa. Estaban buscando soldados alemanes. Esta mañana, apenas habíamos regresado, tres norteamericanos entraron de nuevo, fusil en mano, y registraron todas las habitaciones. Tenemos que abandonar nuestra casa dentro de media hora.
16 de octubre de 1944
Nos han dado un departamento en la calle de Laufen. No nos gusta ni pizca. Los vecinos de esta barriada eran muy pobres y falta en ella hasta lo más indispensable. ¿Donde estás hoy, día de tu cumpleaños, Pedro querido ? Si supiera que estabas, como otros de tus compañeros, viviendo en los bosques cercanos, iría a buscarte. Duisburgo y Aquisgrán han corrido una trágica suerte. ¿Ocurrirá lo mismo a la espléndida Colonia y a otras de nuestras hermosas ciudades ? No hay que pensar en ello. Es demasiado espantoso. Todo hay que dejárselo al tiempo y al destino. No está a nuestro alcance cambiar las cosas. Lo único que podemos es mantenernos firmes y esperar. Sin duda, tu padre te reñiría si le hablaras de firmeza y esperanza. Lo digo, porque yo tengo que librar un combate diario con mi familia a causa de esto.
17 de octubre de 1944
Hoy he hablado con un soldado de las tropas de defensa que estuvo prisionero. Lo habían reclutado hacía solo dos semanas. ¡Qué suerte si un día fueses tú quien, de este mismo modo inesperado, se presentara ante mí! Hoy he vuelto a casa y me he llevado la radio. Es pequeñita, de fabricación francesa. Figúrate que por poco piso una mina enterrada. Un norteamericano me salvó la vida. Querido Pedro, cuantos más soldados de las tropas de defensa vienen por aquí, tanto mayor es mi deseo de volver a verte. Colonia, mi Colonia. ¿Acaso no existe ya justicia en el mundo que castigue a los culpables de semejante crimen? ¡Nuestros corazones claman venganza! Uno de "nuestro grupo" supo ayer que varios jefes de la juventud Hitleriana han sido llevados a Francia para hacer trabajos de descombro. Antes de dejarme llevar así, desertaría
19 de octubre de 1944
¿Qué me dices del "ejército popular" alemán? Aquí lo califican de crimen y matanza al por mayor. En mi opinión es la señal más clara de que no disponemos de nuevas armas. Pedro, el corazón se me hace pedazos al pensar que tantas proezas y tantos sacrificios de nuestros jóvenes durante estos años han sido en vano. No, no es posible, Pedro. ¡Qué sería entonces de nosotros, la juventud? Una ametralladora pesada alemana ha empezado a disparar de nuevo hace un instante. La lucha es muy reñida en los bosques de Eiffel. Los norteamericanos llegan hasta allí pero no pasan.
Si nuestros soldados tuvieran los elementos con que cuentan estos manganzones, se pondrían de un salto en los Estados Unidos. Estos tipos no son soldados, sino bailarines de jazz. Lucha y avance son para ellos palabras vacías de sentido. Ojalá podamos darles todavía otra buena paliza. Pedro, cuando pienso en el tiempo que pasamos juntos en Monschau, no acierto a comprender por qué tenía que acabarse tan pronto aquella época maravillosa. ¿Qué se ha hecho de la compasión humana ? La humanidad no se apiada de dos criaturas desgraciadas. Pero ¿qué esto diciendo? No queremos piedad. Vivir es luchar. Ser alemanes es ser fieles y yo permaneceré fiel a la obra y propósito de estos años. Criaré a mis hijos, inspirándoles los mismos principios, lo juro.


21 de octubre de 1944
¿Por qué no podemos seguir siendo alemanes, querido? En Monschau no quedan ya más que tres leales. ¿No te parece aterrador?. La juventud está desmoralizada. Les dan cigarrillos norteamericanos a los jóvenes de quince años, les enseñan a fumar. ¿No te duele el corazón al saberlo, Pedro? ¿Qué ha sido de nuestros ideales y de la moral de la juventud alemana ?. Dos norteamericanos separaron ayer de su hijito a nuestra antigua jefa de escuadra y se la llevaron en automóvil. Quieren que les diga adonde han ido el administrador del distrito v todos los demás funcionarios. Pero ella jamás lo dirá. Tal vez uno de estos días me llegue a mi el turno de ser interrogada. Mira lo que les diré: marchó a Aquisgrán y es fácil reconocerlo porque ha perdido las dos piernas. Mentiré, pero eso carece de importancia.
27 de octubre de 1944
Ayer se desato el infierno. Las ametralladoras disparaban sin cesar, el cielo estaba rojo y tronaban la artillería y los nuevos cañones de los tanques norteamericanos. En medio de aquel ruido infernal se oía el zumbido de nuestras bombas cohetes. Era indescriptible. Hoy tenemos que ir a las oficinas del gobierno militar. Es muy probable que sea la última vez que nos permitan volver a casa. Ya sabes que tarde o temprano los norteamericanos acaban por mostrar el cobre.
28 de octubre de 1944
Pedro, todavía estoy pálida como una muerta. Conseguimos permiso de pasar una hora en nuestra casa. En la oscuridad tropecé con algo que estaba en el suelo. Sentí inmediatamente que era un cuerpo humano, y se me heló la sangre. Necesité de todas mis fuerzas para reprimir un grito. Al fin. encontré unos fósforos y mis sospechas quedaron con firmadas... un alemán muerto. ¡Horrible! Las facciones del soldado estaban completamente desfiguradas. En el primer piso encontramos un herido.
Por él supimos de lo que había pasado. Algunos de nuestros soldados, que se habían parapetado detrás de la casa, tenían un hambre feroz y entraron con intención de aplacarla. Poco después oyeron voces en el piso bajo y súbitamente aparecieron ante ellos unos cuantos norteamericanos. Bien puedes imaginar la escena que siguió. Los cerdos aquellos cargaron con tres cajas de vino y no dejaron nada en armarios y alacenas, todo estaba en el suelo. Habían regado jugo de frambuesa por dondequiera, y la ropa blanca, en revuelto montón, yacía en un pozo de aquel jugo. Algo espantoso, te digo.¡Cerdos cobardes!
Destrozaron el escritorio con un hierro de la estufa. Es sencillamente increíble. Pedro querido, tengo que pedirte una Cosa. Tú eres soldado ahora y estás luchando con las implacables tropas de defensa. Hazme este favor, Pedro: Cuídate de las casas ¡Si tienes hambre, entra en alguna de ellas, coge algo que comer, pero márchate en seguida! ¿Me entiendes? ¡Casos como el que tuvimos aquí son horribles!
29 de octubre de 1944
Cada cuarenta minutos rasga los aires con su infernal zumbido una bomba cohete. Van dirigidas a Bruselas y Lieja. Ha vuelto una muchacha de la vecindad que fue herida hace seis semanas. Probablemente tendrá que guardar cama dos o tres meses. Tenia un fragmento de metralla en la pierna derecha. Justamente encima de la rodilla. Como no hay corriente eléctrica ni en Monschau ni en Eupen, la cruz roja norteamericana la llevó a Welkenraeth, en Bélgica. Allí la examinaron con los rayos X. vieron que tenia rota la pierna y se la enyesaron. Luego dejaron que la pobre muchacha se consumiera de fiebre.
Dos días después la trasladaron a un hospital de campaña norteamericano, en Hombourg. Luego la llevaron a Bruselas donde sufrió el odio de los belgas y el terror de nuestras bombas cohetes. ¿Dónde puedes estar, Pedro? ¿Te Ilegarán alguna vez estas notas?. Pedro, ¡quiero seguir siendo alemana ¡Tengo que seguir siéndolo! Si el arma nueva resultara... Aún podría sálvanos. ¿No crees tú que toda esta desgracia debe pesar sobre la conciencia de los traidores? ¿Cuantos, día tras día, se han pasado al enemigo, faltando a sus deberes con la Patria ? Me enfermo sólo de pensarlo, querido. Pero hay que tener valor y voluntad de seguir peleando. Vivir es luchar. Me inspiro en este pensamiento y lo uniré a las palabras con que le despediste de mi: ¡Sé valiente!
1 de Noviembre de 1944
Cuando esto acabe, habremos perdido cuanto teníamos; pero hay una cosa que no pueden quitarnos, y es el modo de pensar y vivir que enseñaron a nuestra juventud. Eso está incrustado en nuestros corazones. ¿Acaso no hemos crecido luchando? ¿Comenzaremos la nueva vida inspirados en los viejos principios? Hay que ser optimistas y confiar en que vendrán mejores días para Alemania.
3 de Noviembre de 1944
Ahora nos dan bastante carne (un kilo por persona a la semana) pero temo que cuando llegue el invierno, vamos a morir de hambre. La cosecha de papa no ha sido recogida aún. He tenido que esperar cuatro horas para conseguir un pan. ¿No te parece tremendo? Acabo de oír las noticias de las cinco. Tienen muy mal cariz. Yo sigo creyendo en la victoria alemana y tengo muchas discusiones con mi familia por esta causa. Estoy segura de que mi madre cambiará de parecer algún día. Tal vez acabe por abrir los ojos y ver lo que pasa. Vivir en nuestro tiempo es luchar. Debería haberme marchado de aquí hace mucho tiempo.
5 de noviembre de 1944
Estoy siempre con hambre. El pan y La mantequilla son cada día mas escasos. Me pongo furiosa cuando pienso que nuestros enemigos pretenden gobernar a Alemania y suprimir el uso de nuestra antigua y hermosa lengua. ¿Por que tenemos que soportar todo esto? Sólo porque ciertos individuos se pasan la vida mintiendo e inventando historias. Yo no dejo ni un instante de confiar en nuestro buen soldado alemán que es el mejor del mundo. El enemigo dispone de recursos enormes, pero sus soldados tienen miedo, cosa que no ocurre a los nuestros.
Esta es una guerra de materiales. ¿Como vamos a resistir a quienes los tienen en tan avasalladora abundancia?. Esta mañana me despertó una bomba V-1. Pasó muy cerca y a los pocos minutos oímos una explosión tremenda que sacudió toda la casa, abriendo puertas y ventanas. Debe haber caído cerca de Eupen. Ojalá haya dado en el blanco a que iba destinada. Adonde quiera que mires ves aviones en el aire. ¡Que desgracia para nuestros pobres muchachos y para todas estas lindas ciudades!
8 de noviembre de 1944
Ya no puedo sufrir más a la familia. Anoche tuve una pelea en la mesa, sólo por haber dicho que "seguía con hambre" "Deberías ver al medico", contestó mi hermano. La abuela dijo algunas cosas sarcásticas. "Ahora clama por tu Hitler y su pandilla, pero de nada te servirá, porque ya está llegándoles la hora". No pude aguantar más y salí del comedor. Hoy hemos tenido aquí un tiroteo bastante grande. ¿Crees que el Führer hablará esta noche? ,Si lo hace, espero que no apaguen la radio de la casa porque tengo muchos deseos de oírlo. Quisiera ser hombre para pelear por mis ideas.
9 de noviembre de 1944
Hoy está nevando. Otros años nos divertíamos de lo lindo, pero ahora no podemos salir a la calle ni nos permiten utilizar el trineo. Nuestra provisión de papas se ha agotado. Además, tenemos que aguantar que ocupen las calles estos norteamericanos. ¡Cuanto daría yo por ver otra vez aquí a los alemanes! Nos alegró mucho saber que se estaban lanzando bombas V-2, Ojalá mejoren algo nuestra situación.
Anoche estuvimos esperando el discurso del Führer. Pero no hablo. Todavía ayer me encontraba dispuesta a hacer cualquier cosa por el Führer. Pero hoy estoy un poco desilusionada. ¿Será cierto que Himmler tiene encerrado a nuestro Führer? El alto mando no lo menciona ya. Yo creo en él y confío en él todavía: así como en un porvenir mejor. La victoria pertenece a nuestra bandera, y tiene que acompañarla siempre

sábado, 3 de octubre de 2009

Fiesta del Trabajo Nacional, por Joseph Goebbels

DISCURSOS MEMORABLES
Joseph GoebbelsBerlín
1 de mayo de 1933“Fiesta del Trabajo Nacional”Extractado de "Auge y Victoria de la Juventud Hitleriana"

"No es acto casual que el día de la Fiesta del Trabajo Nacional, se inicie con una llamada a la juventud alemana. Por especial disposición del Presidente del Reich y de acuerdo con el Goberino iniciamos este día en unión de la juventud portadora del futuro aleman. La juventud tendrá que recibir, alguna vez, la herencia que deseamos depositar en sus manos. Y es la tarea más noble de esta jóven Alemania, que encuentra su expresión de poderío político bajo el gobierno de Adolf Hitler, educar a la juventud en el orgullo y corrección, en hábitos de virtud y disciplina. El total del pueblo aleman, en todas sus clases y oficios, se manifiesta en el día de hoy a favor del trabajo y su prosperidad. Donde antes disparaba la ametralladora y se cantaba el himno del odio de clases y de la internacional, el gobierno de Hitler logra en su primer año de acción reunir a todo el pueblo aleman en este primero de mayo, a exteriorizar su apoyo al Estado, al pueblo y a la Nación. Se derrumbaron todas las diferencias, se destruyeron todas las barreras que por medio siglo distanciaban al pueblo en odio de clases y tinieblas de castas y hoy se dan la mano todos los alemanes, todas las clases, castas, oficios, profesionales o creencias y alzan su promesa de vivir unidos y trabajar luchando por la Patria.En este día se detienen las ruedas y calla la máquina, pero no por edicto del odio de claes, ni porque una internacional ajena al pueblo y a la tierra quiera protestar y sublevarse contra el Estado, sino que el gobierno mismo ha dado la orden para detener el trabajo en el día de hoy, a fin de que todos los alemanes, se pongan a retaguardia de la bandera de la revolución nacional y proclamen ante el pueblo y ante el mundo, que Alemania despertó ya de una larga pesadilla, que el pueblo y el Estado son ya uno, que las banderas que flamean hoy en Alemania no son ya el símbolo de un gobierno ajeno al país y al pueblo, sino que los emblemas que brillan hoy son el símbolo de la total Alemania despierta de hoy. Enmudecieron los cantos odiosos de lucha de clases; en cambio, se entona hoy el reconocimiento iluminado del pueblo por nuestro destino, que es el porvenir de la Nación; su himno se escucha en todo Alemania, en la capital, en las grandes ciudades, en la provincia, como en el más pequeño paraje de un grupo de campesinos.Terminó la lucha de clases, sobre las ruinas del desastre de un Estado liberal capitalista, se alza la vida de comunidad popular, la idea de voluntaria conexión responsable, que tendrá cada cual frente al Estado y a la nación. El gobierno que detuvo la lucha de clases con la orden "hasta aqui y no más alla", tomó para sí una grandiosa obligación y responsabilidad. Y al reunirse hoy en esta mañana de sol en este histórico sitio del Lustgarten de Berlín, la juventud alemana de los bancos escolares, universidades, de las fábricas y establecimientos de enseñanza, no es sólo para manifestar su apoyo al Estado, sino también para demostrar por el trabajo y sus atributos.Las juventud puede estar hoy orgullosa, pues, fue ella la que alcanzó la conquista del Estado, es ella que con júbilo tomó la responsabilidad sobres sus espaldas y por eso, que en los mástiles de los edificios públicos y particulares, flamean hoy en todas las calles y caminos, no sólo el glorioso emblema negro, blanco y rojo de la Alemania antigua, sino que flamea también gloriosa y coronada por la victoria, la bandera de la cruz svástica de las revolución nacionalsocialistas. La juventud alemana marchó tras este emblema, hacia la revolución y reconoce hay ante Dios y ante el mundo que esta revolución no se detendrá jamás, que la revolución sólo encontrará su término, cuando hay conquistado al total del Estado y con ello al total del pueblo aleman.En las semanas y meses pasados, hemos abierto la brecha gloriosa de una nueva doctrina, de una nueva conformación de la vida, una nueva relación para con el Estado, la economía el pueblo y la cultura. Vivimos la época del más grandioso trastorno histórica, como sólo vive un pueblo cada mil años de su existencia. Feliz juventud que no sólo es testigo, sino cooperadora y cómplice de tan grandiso acontecimiento histórico. El pueblo alemán se empobreció por la guerra y la revolución, así como por 14 años de la política de Noviembre, pero desde el 30 de enero, desde la fecha en que hemos vuelto a nosotros mismos, hemos ganado ya algo en la mentalidad popular. A través de las masas surca ya un regocijo interior y parece que no fuera acto casual, que precisamente este año de primavera, llegue tan pronto sobre Alemania. Parece que el sol volviese a despuntar sobre nuestra tierra.Alemania perdió la guerra pero ya está capacitada para ganar la revolución. Todo lo que se hizo mal en años pasados, nosotros la juventud alemana queremos mejorarlo y por eso anunciamos al país: Nosotros, la juventud alemana, pondremos término al pesimismo, arrojaremos de nuestro camino al cruel destino y llenos de fe y de optimismo, nosotros, muchachos de los bancos escolares, de las fábricas y oficinas, nosotros jóvenes trabajadores y estudiantes, seremos portavoces de este resuelto optimismo. La juventud alemana combatió con interminable idealismo, durante catorce años al Pseudo Estado de 1918; con porfía aceptó la humillación, persecuciones y calumnias y con banderas aladas marchó hacia el Tercer Reich, el 30 de enero, hacia el nuevo Estado, por el cual combatió.Esta juventud tiene el derecho de exigencias y alza hoy ante el mundo entero su petición, exigiendo trabajo, pan, honra y facilidades de vida, exigencias para la conformación de la vida popular de acuerdo con las prácticas de la vida alemana. Pero esta juventud experimentada por el purgatorio de la guerra y de la época posterior, sabe también que sólo tiene derechos a exigencias, quien toma para sí las obligaciones de su desempeño. Y, por eso, queremos en esta luminosa maãna, alzar promesa de trabajo y no titubear, rendir ante el templo de la Patria la donación completa de nuestros corazones y manifestarnos con todo el alma por Alemania y su grandioso destino histórico.La juventud saluda a los trabajadores, la juventud saluda a toda la Alemania productora; jóvenes y ancianos, superiores e inferiores, todos deben darse la mano en este día y formar la unión que sea por siempre indisoluble. Así marcha hoy la juventud alemana que va hacia el futuro, y nosotros, juventud vanguardia de la revolución alemana, somos los portadores de las flameantes banderas coronadas de gloria del resurgimiento alemán y de la brecha abierta por la nación. En vuestro poder, muchachos, va a depositarse un día el Estado y esperamos con fe que depositaremos en vuestras manos un Estado superior al que recibimos en las nuestras. La juventud se reconoce para con el Estado en obligación, virilidad y disciplina, saluda al viejo Reich con apego a las tradiciones del pasado y marcha valeroso y resuelto hacia el destino comun aleman. Nuestro saludo va dirigido a la Patria, al Pueblo, a los trabajadores y a la Nación.Renovamos nuestra promesa por una Alemania unida con un llamado: El Canciller del Reich, el Führer del pueblo, el portaestandarte de la juventud alemana, Adolf Hitler, Sieg Heil !"

LAS WAFFEN SS DESPUÉS DE 1945

"Ya en la Alemania ocupada, ya en Rusia o en otros países, siempre ha sido la élite excelente del poder nacionalsocialista, las Waffen-SS, la que la mayoría de las veces ha sufrido, como también era de esperar. Francia es uno de los países en los que los jóvenes hombres SS- fáciles de reconocer - fueron sometidos a las mayores durezas completamente conscientes; debieron permanecer tendidos semanas enteras sobre la tierra fría y húmeda; recibieron una dieta de hambre, fueron golpeados y torturados. Muchos eran enviados a campos de esclavitud en las colonias tropicales francesas o belgas para morir allí de agotamiento, mala alimentación, malos tratos y de enfermedades tropicales. Encontré a un Herr H. que, tras su detención en 1945 por los franceses, era enviado con otros dieciocho mil prisioneros desde Marsella hacia Sidibel-Abbés, y desde esta plaza a través del desierto del Sahara hacia el Congo belga bajo la escolta de tropas auxiliares marroquís medio salvajes. Estos africanos dejados a solas con los prisioneros desarmados en la soledad abrasadora, convirtieron en pasatiempo dispararles con el más mínimo pretexto y también sin ninguno. Tal vez los franceses les habían enseñado a contemplar a los nacionalsocialistas como los enemigos naturales de todos los pueblos de piel oscura - tal como la propaganda británica lo hizo con una gran multitud de ingenuos hindús. Esta información junto con el placer innato al asesinato indujo posiblemente a los negros a este modo de obrar. Muchos de los prisioneros que no murieron por este procedimiento, lo hicieron sobre el camino por fiebres malignas. No tenían medicinas, ni atención médica, ni el cuidado que tenían sus camaradas. En el Congo fueron retenidos en un campo bajo la vigilancia de tropas salvajes de norteafricanos y negros, debiendo trabajar como esclavos en las minas de plomo doce horas al día - desde la salida del sol hasta el ocaso - con agua hasta la cintura y casi sin alimentación. No podían escribir y recibir cartas; tampoco podían tener libros que les hubiesen podido ayudar a soñar con una vida menos fatigosa, sombría y desesperada en ese infierno en el que permanecieron durante tres años. De estos dieciocho mil hombres que en el 45 se habían hecho a la mar desde Marsella, quedaron sólo cuatro mil ochocientos con vida, que en 1948 regresaron a la costa de Europa para ver una Alemania en ruinas. Acaso retornaban a la Patria para ver vengados a sus camaradas y a ellos mismos - ¡ojalá todos los Dioses me pudieran oir y atender!"SAVITRI DEVI ORO EN EL CRISOL. Pág. 133 y 134.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Discurso de Adolf Hitler


SESIÓN LA SOBRE CULTURA EN EL CONGRESO DEL TERCER REICH


DISCURSO DE HITLER EN LA SESION SOBRE LA CULTURA EN EL CONGRESO DEL PARTIDO DEL REICH. Nuremberg 1935Cuando el 27 de febrero de 1933 el fuego, alzándose sobre la cúpula del Reichstag, comenzó a teñir el cielo de rojo, fue como si es destino se hubiera servido de los incendiarios comunistas par mostrar, una vez más a la nación, la grandeza del monumento histórico con una gigantesca antorcha. Amenazante, se cernía sobre el Reich la sombra de la recentísima sublevación bolchevique. Una de las mayores catástrofes sociales y económicas amenazaba con aniquilar Alemania. Faltaba todo fundamento de vida colectiva. Repetidas veces los avatares de la historia nos habían exigido a muchos ser valientes, en la Gran Guerra primero, luego durante la larga lucha por el movimiento y contra los enemigos de la Nación. Con todo, qué suponía toda esta valentía, este compromiso vital frente al que ahora nos exigía asumir de inmediato –pues a nosotros se dirigía la llamada de la jefatura del Reich y, por lo tanto, la responsabilidad del ser o no de nuestro pueblo. Qué gravoso fue en aquellos meses adoptar las disposiciones que tal vez habrían podido evitar la catástrofe, más gravoso todavía en cuanto que había que parar y rechazar la última embestida de los destructores de la Nación.Fue una lucha verdaderamente furibunda contra todos los elementos y las manifestaciones de la ruina alemana en el interior y contra los enemigos que la deseaban en el exterior.Un día se observará con asombro que, en el mismo periodo en que el Nacionalsocialismo y su jefatura mantenían una lucha heroica por la existencia o la no-existencia, por la vida y por la muerte, al arte alemán se le proporcionaron los primeros impulsos para su reanimación y resurrección, al tiempo que los partidos eran abolidos, la resistencia de los Länder aplastada y la soberanía del Reich firmemente establecida como única y exclusiva. Mientras el centro y el marxismo, perseguidos y derrotados, estaban llamados a la extinción, mientras los sindicatos marxistas eran eliminados y los conceptos y las ideas nacionalsocialistas pasaban repentinamente del mundo de los proyectos fantásticos a la fase de realización, todavía quedaba tiempo; no obstante, para poner los cimientos del nuevo templo de la diosa del arte. Una revolución engendra un Estado y a la vez se esfuerza por hacer germinar una nueva cultura. ¡Y no, ciertamente, en sentido negativo! Ya que, una vez ajustadas cuentas con los criminales de la cultura, no tendremos que seguir por más tiempo litigando con estos pervertidores de nuestro arte. Desde hace mucho tiempo la decisión era irrevocable:Nunca nos dejaremos envolver en discusiones sin fin con hombres que -a juzgar por sus obras- eran o locos o estafadores. Si, siempre habíamos visto en la mayor parte de las maniobras llevadas a cabo por los cabecillas de estos Eróstratos de la cultura, sólo acciones criminales.Todo conflicto personal con ellos debía, por tanto, llevarles inevitablemente a la cárcel o al manicomio, según que creyesen realmente - siguiendo su pervertida fantasía - en esas experiencias interiores o que produjeran estas obras como enfermizo homenaje a una no menos enfermiza tendencia. Sin tener en cuenta a esos literatos judeo-marxistas que vislumbran que eso que llaman "actividad cultural" es un poderoso medio para llevar la inseguridad y la inestabilidad a las naciones civilizadas, y en este sentido hacen uso de ella. Pero más firme todavía era nuestra decisión de asegurar en el nuevo Estado una activa promoción y un positivo desarrollo de las tareas culturales. E igualmente firme era nuestra decisión de no dejar participar, a ningún precio, en este renacimiento cultural a los charlatanes de la experiencia y de la objetividad dadaísta-cubista. Esta es la conclusión más relevante que debemos extraer del reconocimiento de esta especie de disolución cultural que nos rodea, y esta decisión debe ser tanto más irrevocable cuanto que no sólo tenemos que corregir y compensar un fenómeno de descomposición, sino que debemos también dar al primer Estado nacional, genuinamente alemán, el rostro cultural para los siglos venideros. No es de extrañar que en estos tiempos y contra esta empresa surjan dos objeciones que, por lo demás, también en el pasado acompañaron siempre a todas las producciones culturales. No voy a ocuparme de las observaciones de esos hipócritas que, aún reconociendo la intrínseca importancia y la eficacia de nuestras concepciones culturales, a causa de su insuperable odio al pueblo alemán y a su futuro, no desperdician ocasión para intervenir negativamente con objeciones, dudas o acusaciones. En realidad, su rechazo de nuestra acción constituye nuestra mejor tarjeta de visita. Sólo me ocuparé‚ de aquellas objeciones que tan fácilmente manifiestan gentes de pocas luces, incluso a menudo de buena fe.La primera: ¿Es precisamente éste el momento, ante los graves problemas políticos y económicos que nos abruman, de ocuparnos de cuestiones culturales y artísticas, que en otras circunstancias o en otros siglos eran tal vez importantes pero que hoy no son ni necesarios ni urgentes? ¿No es más importante en estos momentos el trabajo práctico que ocuparse de arte, teatro, música, cosas quizás bellísimas pero no de importancia vital? ¿Es justo realizar construcciones monumentales en vez de limitarse, en una actitud de positivo realismo, a las tareas inmediatas más materiales?Y la segunda objeción: ¿Podemos permitirnos hoy hacer sacrificios por el arte en una época en la que a nuestro alrededor vemos pobreza, indigencia, miseria y aflicción? ¿No es tal vez el arte, en última instancia, un lujo para pocos en vez de un aliento para todos?Considero oportuno examinar y responder, brevemente, pero de una vez por todas, a estas objeciones. Es conveniente, o mejor oportuno, que el interés público se ocupe hoy de cuestiones artísticas, pues en caso contrario, ¡¿ sería honrado olvidarse ahora para dedicarse un buen día, quizás muy pronto, superados ya las dificultades políticas y económicas, a estos problemas?! A este propósito conviene aclarar: El arte no es un fenómeno de la existencia humana que, según las necesidades, se pueda asumir, licenciar o jubilar a placer. La capacidad cultural de un pueblo es, sin duda, algo que fundamentalmente existe. Pertenece a ese conjunto de valores y disposiciones de un pueblo que son connaturales a la raza. El desarrollo funcional de estas potencialidades en relaciones creativas y duraderas se lleva a cabo según la misma ley de desarrollo y esfuerzo constante que preside cualquier otra actividad humana. Al igual que no se puede, durante un cierto período, suspender en un pueblo la práctica y el estudio de las matemáticas o de la física sin acusar un retraso en relación con el progreso habido en el resto del mundo, del mismo modo no se puede suspender, durante un cierto periodo, la actividad cultural sin que se produzca inevitablemente un general retroceso cultural y finalmente la disgregación. Es imposible, por ejemplo, clausurar durante un período más o menos amplio - esto es, transitoriamente la creación artística más original que el teatro nos ha brindado después del teatro de la antigüedad, es decir, la ópera, y después reanudarla con el viejo esplendor. No sólo porque ya no existirían a nivel artístico las premisas personales para la ejecución de la obra de arte. No, pues también la capacidad receptiva del público requiere un cuidado y una educación constantes, exactamente igual que el artista que debe salir a escena. Y esto es válido para el arte en general.Ninguna época puede permitirse el lujo de prescindir del empeño de cultivar el arte. Si así lo hiciera, perdería no sólo la capacidad para la creación artística, sino también para la comprensión y la experiencia del arte. Pues ambas aptitudes están unidas por lazos indisolubles. El artista creador realiza y ennoblece con su obra la capacidad receptiva de la Nación, del mismo modo que, a su vez, el sentimiento artístico así desarrollado y alimentado proporciona el más fértil terreno y la premisa para el nacimiento, el desarrollo y fortalecimiento de nuevas fuerzas creativas.Si, por el contrario, la actividad cultural no es anulada por un tiempo más o menos largo, no sufrirá después daños gravísimos e irrecuperables. Una recesión de este tipo se debe evitar a toda costa tanto más cuanto que la angustia política y económica general de una época exige de forma imperiosa un esfuerzo de la cohesión interna de una nación. Es vital comprender bien este punto. Las grandes creaciones culturales de la humanidad fueron, en todos los tiempos, las más altas creaciones de la vida colectiva. De manera objetiva o puramente espiritual, siempre se halla contenida en ellas la fuerza, íntima y esencial, de un pueblo. Pero jamás es tan necesario que un pueblo alcance esta inmensa fuerza de su profunda y eterna naturaleza, como cuando las preocupaciones políticas y económicas amenazan con comprometer la fe en sus más altos valores y, por tanto, en su destino. Precisamente cuando los espíritus débiles, acosados por el dolor y las preocupaciones, pierden la fe en la grandeza y en el futuro de su pueblo, precisamente entonces hay que devolverles la seguridad mostrándoles los testimonios - y ninguna miseria política o económica puede ocultarlos - del más alto valor, interior y por ello insuperable, del pueblo. Cuanto más se ignoren, sofoquen o, simplemente, discutan las exigencias vitales de una nación, tanto más importante es conferir a estas exigencias naturales el carácter de derecho primordial que sea la demostración de los más altos valores de un pueblo que, como enseña la experiencia histórica, constituyen, incluso transcurridos milenios, el testimonio indestructible no sólo de su grandeza, sino también de su derecho a la vida en el plano moral. Por ello, si los últimos testimonios vivos de un pueblo desventurado callaran, comenzarían a hablar las piedras. Puede decirse que la historia no conoce pueblo digno de mención que no haya erigido su propio monumento a sus propios valores culturales. Por el contrario, los pueblos extranjeros destructores de estas creaciones, que continúan sobreviviendo en los despojos, logran sólo obtener el mísero reconocimiento de su pura existencia. ¿Qué serían los egipcios sin sus pirámides y sus templos, sin los ornamentos de su existencia humana, qué serían los griegos sin Atenas y la Acrópolis, Roma sin sus edificios, nuestra estirpe germánica de emperadores sin las catedrales y los palacios imperiales, y el Medioevo sin municipios, palacios de las corporaciones, etc., o también las religiones sin iglesias o monasterios? Si una vez existió un pueblo de los Maya nunca lo sabremos o lo consideraremos un hecho insignificante si, con gran asombro del mundo actual, las poderosas ruinas de las ciudades de esos pueblos fabulosos no continuaran despertando la atención y atrayendo y concentrando en tomo a ellas el interés de la investigación humana. No, ¡ningún pueblo sobrevive a los documentos de su propia cultura! Pero si el arte y sus producciones se caracterizan por una eficacia tan poderosa y estable, inaccesible a cualquier otra actividad humana, resulta de todo punto necesario cultivarlo cuando las condiciones generales políticas y económicas desfavorables oprimen y convulsionan una época. Porque nada contribuye más eficazmente a hacer consciente a un pueblo del hecho que el sufrimiento humano y político del momento es transitorio respecto a la imparable fuerza creativa y por tanto a la grandeza e importancia de una nación. Esta conciencia puede entonces infundirle el más agradable consuelo, en cuanto que lo eleva por encima de la pequeñez del momento presente y de la carencia de valores de sus perseguidores. E incluso cuando es vencido, un pueblo tal todavía se yergue a posteriori ante la historia en gracia a sus inmortales creaciones como verdadero triunfador del adversario. De cualquier forma, la objeción de que sólo una pequeña parte de un pueblo estaría interesada en ello, porque es la única en disposición de comprender y vivir el fenómeno, es falsa. Otro tanto se podría afirmar de cualquier otra función de la vida de un pueblo, en cuanto que la totalidad no participa en ella directamente. ¿O es que tal vez cualquiera se atrevería a afirmar que la masa de una nación toma parte directamente en las más altas realizaciones de la química, o la física y en general de todas las demás manifestaciones superiores de la vida y en las ciencias del espíritu? Yo, en cambio, estoy convencido de que el arte precisamente porque es la reproducción más pura y más directa de la vida espiritual de un pueblo, ejerce inconsciente y difusamente una grandísima y directa influencia sobre la masa de un pueblo, siempre a condición de que trace una imagen real de la vida espiritual y de las características innatas de un pueblo, y no su caricatura. Este hecho proporciona todavía un punto de apoyo muy sólido para enjuiciar la validez o la no-validez de un arte. El juicio severo, tal vez despiadado sobre todo el movimiento del arte abstracto de las últimas décadas, hay, sin duda, que atribuirlo al hecho de que el pueblo en su inmensa mayoría no sólo apartaba la mirada de este arte, sino que a la postre no manifestaba ningún tipo de interés por esta especie cultural judeo-bolchevique. Los únicos admiradores más o menos de buena fe, de estas boberías eran, en definitiva, los propios fabricantes. En tales circunstancias se comprende que el círculo de personas que en el interior de una nación se interesan por el arte es extremadamente limitado, comprendiendo a los deficientes, es decir, degenerados, que gracias a Dios son todavía minoría, y a las fuerzas interesadas en la destrucción de la nación. Así pues, si hacemos abstracción de una actividad de este tipo, que en verdad no puede nunca ser considerada como arte, sino más bien como demencia cultural, el arte en sus innumerables manifestaciones es tanto más a favor de la totalidad de una nación cuanto más se eleva por encima de los intereses particulares hacia la superior dignidad general. Y lo que se dice para el arte es también válido para todas las demás creaciones eminentes del hombre. Tanto en la teoría como en la práctica se da una serie infinita de niveles.¡Feliz aquella nación cuyo arte es tan excelso que permite todavía al particular el presentimiento de una última satisfacción!Así como entre los artistas sólo pocos alcanzan el vértice de la creación humana, del mismo modo también la comprensión última no es uniformemente accesible a todos. No obstante, el camino hacia esta cima llena siempre a todo hombre no importa a qué nivel llegue su comprensión de una profunda, íntima satisfacción. Si el movimiento nacionalsocialista quiere realmente lograr una importancia revolucionaria, debe emplear todos los medios a su alcance para transformar, mediante su producción cultural y creativa, esta presunción en una justificada aspiración. Debe llevar al pueblo al convencimiento de la misión general y particular que corresponde respectivamente al propio pueblo y al movimiento que lo dirige, mediante la demostración de las dotes culturales más elevadas y de su manifiesta influencia. De esta forma no hará sino aligerar la propia tarea y la propia lucha, en cuanto que, gracias a la profunda influencia ejercida en todo momento por las grandes creaciones culturales, y en particular por las inherentes a la arquitectura, facilitar la comprensión por parte del pueblo de sus grandiosas concepciones.Quien quiere educar a un pueblo en el orgullo debe también proporcionarle motivos evidentes de orgullo.El trabajo y los sacrificios para la construcción del Partenón fueron extraordinarios, pero el orgullo del mundo griego por esta obra fue duradero y la admiración de sus contemporáneos y de la posterioridad algo que probablemente nunca se extinguirá. Por ello, todos debemos estar penetrados por una única esperanza: que la providencia quiera hacemos el don de grandes maestros que puedan convertir en notas musicales e inmortalizar en piedra nuestro espíritu. Ahora más que nunca es cierto el amargo dicho “Muchos se creen llamados, pero son pocos los elegidos” Más aún. De igual modo que estamos convencidos de haber dado una correcta expresión política a la esencia y a la voluntad vital de nuestro pueblo, así también creemos en nuestra capacidad de reconocer y, por tanto, de evidenciar el correspondiente aspecto cultural. Nosotros descubriremos y favoreceremos a aquellos artistas que sean capaces de imprimir al Estado del pueblo alemán en cuanto Estado proyectado en la eternidad la impronta cultural de la raza germánica.Pasemos a la segunda objeción de que en un período de graves dificultades materiales es mejor renunciar a la actividad artística, puesto que en definitiva sería únicamente un lujo bello y oportuno solo cuando en los otros terrenos las cosas marchan bien. Un lujo a rechazar hasta que las necesidades materiales estén completamente satisfechas. Pues bien, a esta objeción respondemos que el propio estado de necesidad es el eterno compañero. de la actividad creativa ¿Quién puede atreverse a afirmar honradamente que en cualquier época de gran desarrollo artístico, la indigencia material no haya estado presente? ¿Cree alguien tal vez que en la época de la construcción de las pirámides egipcias o en la de la creación de las espléndidas construcciones babilónicas, esos pueblos no conocieron la indigencia? ¿Acaso esta objeción no ha sido ya esgrimida frente a todas las grandes empresas culturales de la humanidad y frente a todos los creadores de cultura? Esta objeción se refuta simplemente formulando una ulterior pregunta: ¿quizás cree alguien que no habría habido miseria si los griegos no hubieran construido la Acrópolis? ¿O se piensa que los hombres no habrían padecido miseria en el Medioevo si no se hubieran erigido catedrales? 0, utilizando un ejemplo más cercano a nosotros, cuando Luis I hizo de Munich una capital del arte, contra los gastos que ello comportó se promovieron exactamente las mismas objeciones. ¿Sólo a partir de entonces, desde que Luis I inició la construcción de esos grandes edificios, hubo pobres y necesitados en Baviera? Y para comprenderlo todavía mejor, lleguemos hasta nuestros días: el Nacional Socialismo se apresta a embellecer a Alemania con grandiosas creaciones culturales en todos los terrenos. ¿Debemos renunciar a ellas porque entre nosotros existe todavía o continuará existiendo la indigencia? ¿Quiere esto decir que anteriormente a nosotros, antes de que estas obras fueran realizadas, no había pobreza? ¡Al contrario! Si la humanidad no hubiese ennoblecido su existencia con grandes creaciones culturales, no habría encontrado con toda seguridad el camino que de la angustia material de la existencia primitiva lleva a valores humanos más elevados. Estos, por su parte, conducen a un orden social que, desde el momento en que en su interior son visibles y reconocibles los grandes y eternos valores de un pueblo, encierra una clara invitación al cuidado solícito de la vida colectiva y a la consiguiente atención a la vida individual. Cuanto más pequeña es la atención que un pueblo dedica a la cultura, tanto más bajo es también su tenor de vida en todos los demás aspectos y, consecuentemente, tanto mayor la indigencia de sus ciudadanos.Todo el progreso humano se ha desarrollado y se desarrolla todavía a partir de una incesante economía de fuerza-trabajo aplicada a producciones hasta ahora consideradas de importancia vital y de su transferencia a nuevos sectores, y por ello mismo sólo accesibles material y espiritualmente a un reducido número de personas.También el arte, entendido como embellecimiento de la vida, sigue este camino. Sin embargo, no por ello es la expresión de una tendencia "capitalista". ¡Muy al contrario! Todas las grandes realizaciones culturales de la humanidad en cuanto producciones creativas provienen del sentimiento colectivo y son, por tanto, en su nacimiento y en su plasmación la expresión del alma y del ideal colectivo. No es un hecho casual que todas las manifestaciones colectivas vinculadas a las grandes concepciones universales de la humanidad hayan quedado inmortalizadas en grandes creaciones culturales. Efectivamente, los períodos de interiorización religiosa que más se sustrajeron al materialismo pudieron exhibir las más grandes creaciones culturales. Por el contrario, el mundo hebraico invadido hasta la médula de capitalismo y de cuanto éste conlleva, nunca tuvo un arte propio ni nunca lo tendrá.A pesar de que este pueblo dispuso a menudo y durante largos períodos de tiempo, de patrimonios individuales incalculables, nunca logró elevarse a la expresión de un estilo arquitectónico propio y ni siquiera de una música propia. El mismo templo de Jerusalén debe su forma actual a arquitectos extranjeros, del mismo modo que, todavía hoy, la construcción de la mayor parte de las sinagogas es encomendada a artistas alemanes, franceses o italianos. Estoy, pues, convencido de que unos pocos años de jefatura nacional-socialista del pueblo y del Estado brindarán al pueblo alemán muchas más realizaciones culturales importantes que decenios del régimen hebreo. Y debe llevarnos al jubiloso orgullo el hecho de que el más grande arquitecto que Alemania nos ha dado después de Schinkel haya podido ejecutar en el nuevo Reich y para el movimiento, dirigiendo personalmente los trabajos sus primeras y desgraciadamente únicas obras monumentales en piedra, monumentos de un nobilismo y auténticamente arte germánico de la construcción. Para refutar definitivamente la segunda objeción se podría hacer referencia al hecho de que las grandes creaciones culturales de la humanidad si bien absorben una parte del salario de otros trabajos humanos, por otra parte proporcionan otros tantos salarios por el trabajo inherente a su construcción. Y también cabría recordar que en definitiva, estas creaciones culturales, desde un punto de vista estrictamente material, siempre han resultado convenientes para los pueblos, tanto más cuanto que a través de la vía indirecta de una elevación general de los hombres, han contribuido a reforzar y a enaltecer el nivel de vida colectiva. Gracias a ellas el nivel general de autoconciencia se ha elevado y, consecuentemente, también la capacidad productiva del individuo. Ciertamente, todo ello supone una condición previa:El arte, para alcanzar este objetivo, debe ser efectivamente transmisor de lo sublime y de lo bello y, por tanto, vehículo de lo natural y de lo sano. Si el arte es todo esto, entonces ningún sacrificio por él realizado es demasiado gravoso. Pero si no lo es, toda moneda empleada en él se desperdicia. Pues en este caso el arte no es un factor de salud y por tanto de construcción de la existencia, sino un signo de degeneración y por tanto de ruina. Lo que se conoce como "culto de los primitivos" no es la expresión de un alma ingenua e incorrupta, sino expresión de una decadencia corrompida y enfermiza hasta sus más profundas raíces. Aquellos que pretenden justificar los cuadros y las esculturas de nuestros dadaístas o cubistas - por citar los casos más vistosos -, refiriéndolos a una forma de expresión primitiva no tienen mínimamente en cuenta que la misión del arte no es recordar al hombre las manifestaciones de su degeneración, sino, por el contrario, combatir esas manifestaciones de degeneración mostrando lo que es eternamente sano y bello. Si esta suerte de corrupción artística pretende expresar descaradamente lo que hay de "primitivo" en el sentimiento de un pueblo, hay que recordar que nuestro pueblo se ha desarrollado desde hace milenios muy por encima de la primitiva condición de semejantes bárbaros del arte. Lo cual no sólo rechaza este escandaloso exceso, sino que además acusa de estafadores o dementes a sus autores. De cualquier modo, en el Tercer Reich no tenemos la más mínima intención de permitir que ninguna de estas dos categorías caiga sobre el pueblo. La justificación a posteriori de que, para ser tenidos en cuenta habría sido necesario participar durante un cierto tiempo en esta moda, no constituye a nuestro entender justificación alguna del voluble comportamiento de tales personajes. Además, estas explicaciones fueron dadas en un momento sumamente inoportuno y por personas absolutamente inadecuadas. Porque si hoy cualquier compositor, al recordar sus monstruosas aberraciones, se justifica ingenuamente afirmando que sin aquellos maullidos no hubiera sido entonces tomado en consideración, a tan lamentable explicación debemos dar una respuesta clara: todos nosotros nos hemos encontrado en el terreno político frente a los mismos fenómenos. Se trataba de la misma música y de la misma locura. Según esto, también nosotros - para captar más fácilmente la atención pública habríamos debido rendir culto al oportunismo, es decir, tendríamos que habernos hecho más bolcheviques que los propios bolcheviques. Nosotros fuimos entonces los únicos que mantuvimos una actitud de lucha sin cuartel contra la marea de corrupción política general y al cabo de 13 años hemos conseguido lo que pretendíamos.Nuestra simpatía y nuestro respeto sólo pueden ser para aquellos que en otros campos tuvieron el coraje de no plegarse a la canalla o de no contaminarse de la locura bolchevique, para aquellos corazones intrépidos que fieles a unas ideas lucharon por ellas denodadamente y con honor.Queda todavía por impugnar la objeción según la cual el arte tendría la misión de servir a la realidad y, por tanto, debería incluir en el ámbito de las realidades tratadas y reproducidas no sólo lo que es humanamente agradable, sino también lo desagradable, no sólo lo bello, sino también lo feo. Es sin duda cierto que el arte siempre ha mostrado la tensión entre el bien y el mal, es decir, entre lo útil y lo nocivo, y la ha utilizado para sus propias creaciones. Pero nunca para afirmar el triunfo de lo nocivo, sino para mostrar la necesidad de lo útil. No es tarea del arte recrearse en la suciedad por amor a la suciedad, pintar al hombre únicamente en estado de putrefacción, representar a cretinos como símbolos de la maternidad y mostrar a pobres idiotas como representantes de la fuerza viril. No obstante, si algún "artista" de este género se siente impulsado a describir la existencia humana en todos sus aspectos desde el punto de vista de lo decadente y de lo patológico, debe hacerlo en una época en la que la sensibilidad general acepte este punto de vista. Hoy esta época ha quedado superada y se ha superado asimismo la época de esta especie de "creadores de pseudoarte". Y si somos cada vez más duros y rigurosos en nuestra repulsa, estemos convencidos de no haber errado.Puesto que quien ha sido destinado por la providencia a conferir una expresión exterior llena de vitalidad a la más íntima, y por ello sana, esencia de un pueblo, no encontrar nunca el camino que lleva a tales aberraciones.Que no se hable pues, a este respecto, de una "amenaza a la libertad del arte". Pues así como no nos abstenemos de privar a un asesino del derecho a dar muerte físicamente a sus semejantes por el solo hecho de que de lo contrario se atentaría a su libertad, del mismo modo no se puede conceder a nadie el derecho a matar el alma del pueblo para evitar imponer un freno a su sucia fantasía y a su deshonestidad. Estamos convencidos de que las creaciones culturales contemporáneas, especialmente en el campo arquitectónico, deben adquirir un carácter de eternidad ya sea por la belleza de las proporciones y relaciones ya por la funcionalidad de los materiales empleados. No existe tal vez palabra más vacía de sentido en este campo que la palabra "objetivo" (sachlich: objetivo concreto [N. del T.]). Todos los arquitectos verdaderamente importantes han construido de modo objetivo, esto es, han realizado en sus edificios las condiciones y las expectativas objetivamente planteadas en su época. Estas tareas objetivas, aunque a menudo sólo demasiado humanas, no fueron con todo vistas y por ello también tratadas con la misma importancia en todas las épocas. Es un error capital considerar que, por ejemplo, un Schinkel no estaba en condiciones de construir un gabinete moderno funcional y objetivo; en primer lugar, las condiciones higiénicas de entonces eran distintas de las actuales, además, a estas cosas no se les confería todavía la importancia que hoy han asumido. Pero es un error todavía mayor afirmar que hoy un edificio satisfactorio desde el punto de vista artístico no puede a la vez satisfacer adecuadamente todas las exigencias que plantea nuestra época. No constituye una concesión particular por parte del artista, sino un presupuesto obvio y que no puede faltar el hecho de que desde el principio se satisfagan las necesidades generales primarias de las funciones vitales a las que está subordinado el edificio. El elemento cualificante es siempre su capacidad de conferir una forma adecuada, que exprese claramente la función global de la tarea planteada. Si continúo situando en primer plano, en estas consideraciones sobre la cultura, los problemas de la arquitectura es porque tenemos gran interés en ellos como problemas particularmente urgentes. Si el destino nos negara hoy un gran compositor o un gran pintor o escultor, siempre podríamos si no remediar fácilmente, sí al menos suplir esta ausencia dedicando nuestra atención a lo existente. La Nación posee creaciones inmortales de calidad tan excelsa en estos sectores que, durante un cierto período, dedicarles nuestros mejores cuida dos no bastaría. Por el contrario, es para nosotros de importancia vital realizar en el campo de la arquitectura esas grandes obras que es imposible diferir. Así lo exigen los fines a ellas vinculados y la exigencia de salvaguardar la capacidad artesanal que de otro modo desaparecería poco a poco. Es, no obstante, muy difícil adoptar una actitud clara respecto a los objetivos que se presentan en el ámbito arquitectónico, que ha sido durante decenios lugar de experimentación de astutos estafadores y locos patológicos, sin caer en el error de una estúpida y vacía imitación del pasado o en una desenfrenada confusión. Me parece, por tanto, que lo más importante es distinguir la construcción pública monumental de la construcción privada. El edificio de la colectividad debe ser una digna representación del comitente, es decir, de la colectividad precisamente, y una convincente realización de los fines perseguidos. Pero una solución digna de una tarea tal poco tiene que ver con mezquinos cálculos económicos guiados por el interés, y desde luego nada con una, por otra parte, falsa "modestia" a la que tan a menudo se recurre hoy para justificar la incapacidad de encontrar soluciones artísticamente eficaces y válidas, es decir, se toma como pretexto una modestia, habitualmente inexistente, del "modo de pensar" del arquitecto. Esta "modestia", que la mayor parte de las veces es limitación, y precisamente limitación artística del arquitecto, no puede, en absoluto, compararse, como tantas veces sucede, a la objetividad. Objetividad no significa sino construir un edificio para la finalidad a la que está destinado. Modestia sería alcanzar con los mínimos medios la máxima eficacia. Pero las más de las veces esos medios mínimos son sustituidos por una capacidad mínima, que más tarde se ve compensada con una proliferación de declaraciones más o menos clarificadoras. Los edificios deben hablar por sí mismos. No se trata de que un edificio sirva de pretexto para un ensayo literario, ni mucho menos, de que gracias a una prolija verborrea una mala construcción pueda transformarse en un buen edificio. El auténtico arquitecto, al captar íntima y profundamente la finalidad de la tarea que se le encarga, encontrará intuitivamente la solución que la manifieste exteriormente del modo más convincente, la llevará a término sin aducir "interpretaciones al uso" de carácter filosófico, por ejemplo, hará que un teatro tenga un inequívoco aspecto exterior de teatro basado en su finalidad y en los acondicionamientos de carácter histórico cultural. Por ello tendrá en cuenta una serie de impresiones de carácter histórico cultural como elementos heredados y, al mismo tiempo, realizará la tarea desde presupuestos actuales, no dará, por tanto, la impresión de un templo griego ni de un castillo romántico, y ni siquiera de un granero. No renunciará a emplear materiales modernos y a trabajarlos artísticamente, así como tampoco temerá recuperar elementos formales, que, descubiertos en el pasado por un talento de su misma categoría, reclaman un posterior desarrollo o ennoblecimiento, o deben ser considerados sílabas inmortales del lenguaje arquitectónico. También la capacidad de expresar ideas nuevas con viejas palabras es un signo distintivo del artista verdaderamente dotado. Sin embargo, hay toda una serie de realizaciones modernas a las que el pasado no puede ofrecer ni ejemplos ni modelos. Y precisamente en estos casos encuentra el genio verdaderamente capacitado la ocasión de brindar nuevas formulaciones al lenguaje formal del arte. Uniendo la finalidad y la realización a los nuevos materiales, buscar esa síntesis que, como clarísima solución trascendente de la inteligencia matemática, representa efectivamente una intuición, y por ello puede justamente ser definida como arte. Pero la regla para el juicio de lo bello residir siempre en la funcionalidad evidente respecto a la finalidad que debe ser perceptible: encontrarla es misión del artista. Percibirla, comprenderla y apreciarla es misión de aquéllos que, en calidad de comitentes, tienen la responsabilidad de la institución y de la asignación del encargo público. De cualquier modo, en todas las grandes realizaciones, los hombres que las idean y que las ejecutan deben tener muy presente que el encargo es algo perfectamente definido en el tiempo, pero que su realización, gracias a una soberbia ejecución, debe transponer los límites temporales. Es necesario para este fin que las tareas verdaderamente importantes de una época estén concebidas verdaderamente a lo grande, es decir, que los encargos de obras de carácter público, si su realización debe tener en sí un valor de eternidad, guarden una cierta relación con los órdenes de grandeza de las demás actividades vitales. Es imposible dotar a un pueblo de un carácter interiormente fuerte si los grandes edificios de la colectividad no superan de forma significativa a aquéllas obras que, en mayor o menor medida, deben su nacimiento y su conservación los intereses capitalistas de los particulares. Es imposible construir el edificio monumental del Estado o del Movimiento con una majestuosidad similar a la de hace dos o tres siglos, mientras que, por el contrario, las creaciones burguesas en el campo de la construcción privada o abiertamente capitalista se expresan con una fastuosidad que supera con mucho a la del pasado. Lo que confería a las ciudades de la antigüedad y del Medioevo sus rasgos característicos y más dignos de admiración no era la ostentación de los edificios particulares de los burgueses, sino sobre todo los documentos de la vida colectiva que sobresalían muy por encima de los primeros. No era difícil encontrarlos, mientras los edificios de la burguesía privada quedaban relegados a un segundo plano. Mientras que los puntos focales de nuestras grandes ciudades sigan siendo los grandes almacenes, los centros comerciales, los hoteles, las grandes oficinas en forma de rascacielos, etc., jamás se podrá hablar de arte, y ni siquiera de cultura. Estos edificios deberían ser modestamente mantenidos dentro de los límites de la simplicidad. Desgraciadamente, en la sociedad burguesa la estructuración arquitectónica de la vida pública está en función de los objetos de la vida comercial privada capitalista. Justamente, el gran objetivo histórico-cultural que se plantea el Nacional socialismo consiste en repudiar esta tendencia. Sin embargo, consideraciones no sólo de vida artística, sino también política, deben inducirnos a dotar al nuevo Reich de una digna personificación cultural, tomando como ejemplo los grandes modelos del pasado.Nada tan idóneo para hacer callar al crítico mezquino y petulante como el eterno lenguaje del gran arte.Ante sus manifestaciones se inclinan con reverencial silencio los milenios. Dios nos conceda el don de concebir nuestras realizaciones de tal modo que sean parejas a la grandeza de la Nación. Es esta, ciertamente, una audaz y ardua empresa. Lo que nuestro pueblo ha llevado a cabo con heroica majestuosidad durante 2.000 años de historia constituye una de las más poderosas aventuras de la humanidad. Hubo siglos durante los cuales, en Alemania - como en el resto de Europa - las obras de arte correspondían a la grandeza espiritual de los hombres. La solitaria majestuosidad de nuestras catedrales proporciona una medida sin parangón del espíritu cultural, auténticamente monumental de aquellos tiempos. Ellas nos exigen más allá de la admiración por la obra en sí, un profundo respeto hacia aquellas gentes que fueron capaces de concebir proyectos y realizaciones tan magníficas. Desde entonces el destino ha llevado de un lado a otro a nuestro pueblo. Nosotros mismos fuimos testigos de su heroico desafío al mundo entero, de su más profunda desesperación y de su conmovedor desfallecimiento. Por y con nosotros la Nación se ha alzado. Si hoy llamamos arte alemán a esas nuevas y grandes realizaciones queremos que se conciban n sólo en adecuación a los deseos y expectativas del momento actual, sino también como herencia de un pasado milenario. Al rendir homenaje a este eterno genio nacional hacemos revivir hoy el gran espíritu de la fuerza creativa del pasado. A través de estas realizaciones superiores los hombres se desarrollarán y no tenemos ningún derecho a dudar que, si el Todopoderoso nos concede el coraje de exigir lo inmortal, dará al pueblo la fuerza necesaria para realizarlo. ¡Nuestras catedrales son testimonios de la grandeza del pasado!La grandeza de nuestra época se medirá sólo en base a los valores eternos que deje tras de sí.Sólo en este caso, Alemania conocerá un nuevo florecimiento de su arte y nuestro pueblo tendrá conciencia de un destino superior.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Hitler según Bochaca

Estudios psicológicos
Mucho se ha escrito sobre la personalidad de Hitler, despues de su muerte. No han faltado los "estudios psicológicos" con pretensiones científicas, alusivas a una supuesta tendencia psicopática del caudillo alemán, aunque de dudosa veracidad. Según varios psiquiatras vinculados al sector aliado vencedor de la Guerra, dedicados a la Literatura y a la Historia Contemporánea, Hitler fue un loco sangriento. Un loco!... Pero, por Dios!, para dominar a un loco basta con dos guardianes forzudos. Para reducir a un loco no hace falta organizar la mayor coalición mundial que el mundo ha visto. No parece muy razonable creer que pueda llegarse a las alturas que alcanzó Hitler, siendo un paranoico. No se salta del anonimato a Canciller del mayor país de Europa en unos años, sin el respaldo de una fabulosa fortuna y sin otra influencia que el peso de su propia personalidad, siendo un loco criminal que dirige una asociación de malhechores. Tal versión solo puede ser apta para el cerebro subdesarrollado del pitecántropo demo-marxista. A base de miles de millones y de lavado cerebral publicitario puede, en Democracia, fabricarse un estadista, pero no puede hacerlo un movimiento antimarxista que no sólo no cuenta con el apoyo de la Alta Finanza, sino que se enfrenta a ella.
Desocupación
¿Un loco?... Sea. Pero un loco que en menos de tres años dio trabajo a seis millones y medio de desocupados que le había dejado en herencia la democrática República de Weimar y aun pudo dar empleo a dos millones de obreros extranjeros, procedentes de países democráticos como Francia, Polonia, Checoslovaquia, Lituania, la Austria de Dollfuss, que debían ira a ganarse el pan al "infierno nazi". La tesis oficial pretende que Hitler pudo emplear a sus desocupados gracias a la fabricación de armamentos. Falso: Inglaterra y Francia empezaron su rearme antes que Alemania -de hecho, no cesaron de armarse desde el Tratado de Versalles- y sin embargo tenian paro obrero y Estados Unidos tiene, hoy, fábricas de armamento (y de cohetes, satélites artificiales y bombas atómicas e hidrógenas) y tiene una masa flotante de ocho a diez millones de desocupados.
(Como indica Bochaca, si fuera cierta la versión de que
Hitler pudo sacar el país adelante gracias a la fabricación de armamento, entonces cualquier país podría salir de una crisis instalando fábricas de armas, lo cual es obviamente falso.)
Conquistador
¿Un loco?... Bien. Pero un loco que fue el mayor conquistador de la historia. ¿Dónde está Napoleón, el Aníbal, el César, el Alejandro que haya hecho algo parecido? Hitler conquistó Polonia en quince dias, Dinamarca en siete horas, Noruega en un par de semanas, Holanda en cinco dias, Bélgica en una semana y media, una Francia xenófoba y orgullosa, armada hasta los dientes detras de su pacífica Línea Maginot, en tres semanas, la Isla de Creta sin utilizar una chalupa, Grecia y Yugoslavia en una campaña relámpago que costó menos sangre que uno solo de los innumerables bombardeos terroristas de la RAF.
La
Wehrmacht se paseó victoriosa desde el Cabo Norte hasta las montañas del Cáucaso. Y cuando, frente a la mayor coalición de que habla la Historia, luchando en proporción adversa de casi uno contra diez, mientras sus débiles aliados le traicionaban o le abandonaban uno tras otro, no fue un nuevo Beresina, allí donde Napoleón se hundió sin remisión, Hitler, dirigiendo personalmente las operaciones se mantuvo en pie, asestando golpes terribles y causando a su adversario veinte millones de bajas.
¿Un loco?... Sí. Eso decía
Churchill, el humanitario promotor del terrorismo aéreo sobre Europa. Pero un loco homicida que ofreció nueve veces una paz-empate cuando era vencedor absoluto, desde 1940 hasta 1942. Un loco homicida que con garantía de su voluntad de paz con Occidente envió a Inglaterra a su lugarteniente Rudolf Hess (ver el artículo Rudolf Hess, mensajero de la paz).'
Nuevo Orden
¿Un loco?... Sí. Un loco que señaló antes que nadie el peligro comunista a escala mundial, reconocido por todos y como prueba de ese reconocimiento ahí tenemos a la N.A.T.O. Un loco que puso los cimientos de un Nuevo Orden Europeo cuando los satisfechos burgueses de nuestro actual Mercado Común seguían aferrados a las ideas de la Revolución Francesa. Un loco que instauró la legislación social más avanzada del mundo, sin necesidad de robar a los patrones. Un loco que redujo al mínimo la delincuencia y las lacras sociales de su Patria. Será, si se quiere, debido a la pura coincidencia, pero los propagadores, activadores y beneficiarios del vicio organizado, la pornografía y los delitos en gran y pequeña escala eran judíos. Judío el abogado Magnus Hirschfeld, que batalló durante años por la legalización de la Sodomía. Judíos Brecht, Leonhardt, Frank, Werfel, Mann, Ludwig y todos los profesionales de la pluma que trabajaron contra Alemania. Judíos Barnat y Katzmarek, agiotistas y estafadores. Judíos los únicos "ciudadanos alemanes" que defendieron al el Tratado de Versalles.
Un loco que afirmaba que tanto el
Liberalismo como todos sus sucedáneos el Marxismo y el Bolchevismo, son todos de origen judío. Algo, al fin y al cabo, autentificado por la confesión de parte de eminentes judíos. Un loco que venció, ideológicamente, a todos sus adversarios cuerdos.
Desde 1945 hasta hoy, por la televisión, la radio, el cine, la prensa, de todas las tendencias, se denigra sistemáticamente, todo lo aleman. Todo son críticas contra el
nacionalsocialismo, las SS, las SA, las Juventudes Hitlerianas, los "campos de exterminio", etc. ¿Por qué esa obsesión? Tal vez porque Hitler ganó ideológicamente la guerra, como lo prueba el hecho de que todas sus ideas y planes estan siendo llevadas a la práctica. Y no saben más que imitar mal -y con otros nombres- al Nacionalsocialismo. Y ahora hablan del peligro comunista. Del peligro amarillo y el crecimiento demográfico de los pueblos de color. Del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos. De la necesidad de la asociación Capital-Trabajo, como únicos diques contra el comunismo. De la primacía del Estado sobre los pequeños egoísmos particulares. De una Europa Unida. De un Mercado Común Europeo. Sí. Hitler ganó ideológicamente la guerra.
Los puntos esenciales
Hitler expuso en Mein Kampf, los puntos esenciales del Nacionalsocialismo: creencia en el principio aristocrático de la Naturaleza. En el valor del indivíduo, de la nacionalidad y de la Raza Aria. Superación de la lucha de clases, gracias a la creación de una colectividad nacional. Socialismo no marxista y Nacionalismo sin xenofobia. En el pleno de las realizaciones concretas: liberación de las cadenas impuestas al pueblo aleman en el Tratado de Versalles. Igualdad de derechos para Alemania en el terreno político y militar en relación con las otras potencias. Creación de una clase media sana, previsión para la vejez, facilidades para acceder al estudio de todos los jóvenes que demostraran capacidad para ello, independientemente de la clase social de los padres, protección para la Madre y los niños, lucha sin piedad contra la Criminalidad y la Vagancia. Una Economía al servicio del Pueblo Alemán y no del Montecarlo bursátil. Reforma agraria. Eliminación de los judíos de la dirección política del Pueblo Aleman y expulsión del territorio del Reich de todos los individuos o colectividades -gitanos en especial- que no pudieran acreditar la realización de un trabajo regular y productivo para el país.
En la
declaración de los 25 puntos del NSDAP puede leerse: "El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán es partidario de un Cristianismo Positivo, aunque no se compromete políticamente en favor de ninguna confesión en particular, pero combate incondicionalmente el espíritu materialista judaico dentro de la esfera del pueblo aleman".
Hitler llegó, a base de estudio, reflexión y experiencia, a elaborar una doctrina nueva y vigorosa, basada en la Raza, la Jerarquía, la Disciplina y la Tierra. Deste 1920 hasta su fin, en 1945, en medio de las ruinas de la Cancillería del Reich, mantuvo una misma línea política: lucha a muerte contra el Bolchevismo. Nunca quiso la guerra con Occidente, pero siempre quiso luchar contra la Unión Soviética, por necesidades vitales para Alemania, para Europa toda y por antagonismo ideológico. Con la Rusia soviética, potencia de la mentira, usó el axioma formulado en Mein Kampf: el veneno violento solo que puede ser contrarrestado por otro veneno, más violento todavía. El pacto Ribbentrop-Molotov fue, segun feliz expresión del publicista canadiense Adien Arcand "el cloroformo del cirujano antes de la operación". Y cuando el 7 de mayo de 1945, por orden del Almirante Karl Dönitz, antes de la rendición incondicional, todos los cañones de la Wehrmacht quedaron apuntando a Oriente quedó patentizada, por enésima vez, la voluntad del Nacionalsocialismo de luchar contra el Marxismo, en beneficio de la Alemania evidentemente, pero de toda Europa tambien.