Nacionalsocialismo


sábado, 3 de octubre de 2009

LAS WAFFEN SS DESPUÉS DE 1945

"Ya en la Alemania ocupada, ya en Rusia o en otros países, siempre ha sido la élite excelente del poder nacionalsocialista, las Waffen-SS, la que la mayoría de las veces ha sufrido, como también era de esperar. Francia es uno de los países en los que los jóvenes hombres SS- fáciles de reconocer - fueron sometidos a las mayores durezas completamente conscientes; debieron permanecer tendidos semanas enteras sobre la tierra fría y húmeda; recibieron una dieta de hambre, fueron golpeados y torturados. Muchos eran enviados a campos de esclavitud en las colonias tropicales francesas o belgas para morir allí de agotamiento, mala alimentación, malos tratos y de enfermedades tropicales. Encontré a un Herr H. que, tras su detención en 1945 por los franceses, era enviado con otros dieciocho mil prisioneros desde Marsella hacia Sidibel-Abbés, y desde esta plaza a través del desierto del Sahara hacia el Congo belga bajo la escolta de tropas auxiliares marroquís medio salvajes. Estos africanos dejados a solas con los prisioneros desarmados en la soledad abrasadora, convirtieron en pasatiempo dispararles con el más mínimo pretexto y también sin ninguno. Tal vez los franceses les habían enseñado a contemplar a los nacionalsocialistas como los enemigos naturales de todos los pueblos de piel oscura - tal como la propaganda británica lo hizo con una gran multitud de ingenuos hindús. Esta información junto con el placer innato al asesinato indujo posiblemente a los negros a este modo de obrar. Muchos de los prisioneros que no murieron por este procedimiento, lo hicieron sobre el camino por fiebres malignas. No tenían medicinas, ni atención médica, ni el cuidado que tenían sus camaradas. En el Congo fueron retenidos en un campo bajo la vigilancia de tropas salvajes de norteafricanos y negros, debiendo trabajar como esclavos en las minas de plomo doce horas al día - desde la salida del sol hasta el ocaso - con agua hasta la cintura y casi sin alimentación. No podían escribir y recibir cartas; tampoco podían tener libros que les hubiesen podido ayudar a soñar con una vida menos fatigosa, sombría y desesperada en ese infierno en el que permanecieron durante tres años. De estos dieciocho mil hombres que en el 45 se habían hecho a la mar desde Marsella, quedaron sólo cuatro mil ochocientos con vida, que en 1948 regresaron a la costa de Europa para ver una Alemania en ruinas. Acaso retornaban a la Patria para ver vengados a sus camaradas y a ellos mismos - ¡ojalá todos los Dioses me pudieran oir y atender!"SAVITRI DEVI ORO EN EL CRISOL. Pág. 133 y 134.

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