“Francia fue antaño la antorcha de la Civilización y casi todas las costumbres europeas son de origen francés. Pero de Francia ha quedado solamente el fantasma de lo que fue. Es el más anárquico, el más corrompido, el más minado país de Europa.
El pueblo francés – el pueblo en sí- es hoy lo que ha sido siempre, y las causas de su desastres son extrañas a el.
El pueblo francés – el pueblo en sí- es hoy lo que ha sido siempre, y las causas de su desastres son extrañas a el.
El Imperio francés es hoy sometido por la judería a la misma acción secreta de desintegración que Inglaterra y los Estados Unidos.
Las principales entidades que trabajan en la destrucción de Francia desde su interior son la judeomasoneria y la Alianza Israelita Universal.
La acción de la judío-masonería es milenaria. Fue ella la que organizo la Revolución francesa de 1789, y todas las revoluciones que azotaron Francia durante el siglo XIX. Fue ella la que empujo a Francia a la I y II Guerras Mundiales y también es ella la que mantiene el estado permanente de caos en Francia.
El Gran Oriente de Francia fue fundado en el año 1849 y controla casi toda la política francesa. Como esta logia francesa estaba inicialmente subordinada a la Gran Logia de Inglaterra, su actuación era conforme a los intereses de Inglaterra. Esto provoco una reacción por parte de los masones franceses, que como la mayoría de los masones, no sabían que es una sociedad internacional que trabaja al servicio del Judaísmo. Esos descontentos decidieron constituirse en la Gran Logia Nacional y Regular de Francia en 1914.
Detrás de la masonería francesa se haya la Alianza Israelita Universal. Controla la Bolsa de Valores, la prensa y el proletariado.
La “Alliance Israelite Universelle”, con sede en París, fue fundada en 1860 por los judíos Aristide Astruc, jefe Rabino de Bélgica, Isidor Kohen, Julles Carballo, Narcise Leven, Eugen Laurel y Cleantes Netler, directamente apoyados por el judío Cremieux, entonces Ministro en el Gobierno de Napoleón III.
En su discurso dirigido a los representantes de la judería mundial, con motivo de la fundación de la Alianza Israelita Universal, el ministro “francés” Cremieux mencionó desde el principio:
“La alianza que queremos crear no es francesa, alemana, inglesa o suiza, es una organización judaica mundial, el judío no será amigo del cristiano o del mahometano, hasta el momento en el cual la luz de la religión israelita, la única religión del pensamiento, ilumine a todas las naciones y a todos los enemigos de nuestro derecho e interés.
Nosotros queremos antes que todo, seguir siendo judíos, nuestra nacionalidad es la religión de nuestros antepasados y nosotros no reconocemos a ninguna otra. La gloria judía debe cubrir toda la tierra, nuestra obra es grande y su éxito esta asegurado”
Los tentáculos de esa organización se extienden por todo el mundo y trabajan en estrecha colaboración con los de Norteamérica, donde el primer representante de la Alianza ha sido el judío Nissim Behar.
Entre los judíos más importantes que han aparecido oficialmente en la escena política francesa en los últimos 35 años, hay que mencionar a Deschanel, Primer Ministro francés en 1920, León Blum, jefe de los socialistas franceses, elegido Primer Ministro por el Frente Popular el 4 de Julio de 1936, que apoyó por todos los medios a los comunistas de España, manteniendo al mismo tiempo a Francia en un estado de total de preparación militar; Daladier, el artífice de la derrota francesa de 1939, etc.
Después de la II Guerra Mundial, la infección judaica del mundo político francés llego as ser más evidente que nunca. Son judíos los dirigentes comunistas Maurice Thorez Jac (Jacob) Duclos, Eugenie Cotton, Jannette Veermersch; los jefes socialistas Jules Moch, Moritz Pecs, Edgar Faure; otros siniestros personajes como Mendes France, René Mayer, Maurice Schuman, Gilbert Granval, etc.
Durante 1950, el judío Thorez, jefe del Partido Comunista francés hizo la famosa declaración de “que el pueblo francés no luchara contra el ejército soviético en el caso de que este invadiera Francia”.
El Ministro del Interior de entonces era el judío Jules Moch. La declaración de Thorez fue un acto evidente de traición por el cual debió ser inmediatamente detenido y enviado ante un tribunal militar supremo. Al mismo tiempo el partido comunista debía ser puesto fuera de ley. Como entidad enemiga del Estado francés. Correspondía a Moch , el Ministro del Interior, tomar la iniciativa contra los traidores comunistas ¿Qué hizo el judío Moch? ¡Nada!
El mismo año, y para crear la impresión de que el camarada Moch seria un “enemigo” de los comunistas, el Partido Comunista francés, pidió en Diciembre de 1950 que Jules Moch fuera enviado a la Justicia, hecho que provocó la dimisión del gobierno de Pleven. Con eso los judíos consiguieron matar a dos pájaros de un solo tiro, derribar al Gobierno y hacer creer que Moch era un auténtico “anticomunista”.
¿Ha sido tomada hasta ahora alguna medida seria contra los traidores judeocomunistas de Francia? No. ¿Por qué no?, Porque también los otros partidos llamados “no comunistas” son dirigidos por judíos.
Durante el año 1952, cuando votaron contra la creación de un ejército europeo con participación alemana, los socialistas “franceses” declararon que un solo soldado alemán es más peligroso que todas las divisiones soviéticas…Sin duda que para Jules Moch, Edgar Faure, y otros israelitas si lo es.
El más serio golpe asestado a Francia por la judeomasoneria después de la II Guerra mundial, fue la entrega de Indochina en manos comunistas. El maestro de ceremonias de esa traición fue Mendes-France.
Para apoyar la traición de su correligionario Mendes-France, después de que este había entregado Indochina, el judío masón Jules Moch (representante de Francia en la ONU) aprobó también como ciudadano “francés” la capitulación de Ginebra.
Vendidá la Indochina, Mendes France en su afán de “libertar” a Francia de sus colonias, arregló la autonomía de Túnez. Después el otro judío, Edgar Faure, apoyado por el no menos israelita Gilbert Granval, continuó la lucha secreta, astutamente dirigida por un doble juego político, para expulsar a los franceses de Noráfrica, pero ya existe allí un Ejército Secreto. En el campo financiero, el control judaico de Francia se efectúa a través de 3 hebreos, de los cuales se habla muy poco, estos son:
1-Wilfrid Baumgardner. Gobernador del Banco de Francia.
2-Roger Goetze. Director del presupuesto de Francia.
3-Pierre Paul Schweitzer. Director del Tesoro de Francia.
En París hay un ejército de 50.000 prostitutas, manejado por unos cuantos centenares de judíos traficantes de mujeres, hay teatros pornográficos, clubes de corrupción moral sin que las autoridades tomen ninguna medida para frenar esa ola de corrupción dirigida.
La juventud francesa, que seria el único elemento capaz de organizarse y enfrentarse a esta peste judeo-masónico-comunista, ha sido desmoralizada y corrompida por una infame propaganda a favor del sexualismo, hecha por numerosas publicaciones judías como el “París Hollywood”, o por corrientes decadentes como el “Existencialismo”
TRAIAN ROMANESCU*
“La Gran Conspiración Judía”
México, 1961
“La Gran Conspiración Judía”
México, 1961
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