“Estamos acostumbrados a llamar a Nueva York la mayor ciudad de América y del Mundo; pero pocos saben que Nueva York es el centro de la criminal conspiración cuya actuación ha llevado a la esclavitud, al hambre y la muerte a millones de seres humanos en Asia y Europa. Entre los 13 millones de habitantes de la colosal ciudad de Nueva York hay unos 2 millones y medio de judíos, que son los verdaderos amos de la ciudad. Organizados en poderosas sociedades secretas u oficiales, los judíos controlan toda la ciudad y el estado de Nueva York. El Gobernador de Nueva York, Averell Harriman es judío; el Senador por el estado de Nueva York, Herbert Lehman, es judío, y también judío es el alcalde de la ciudad, Wagner.
Los judíos controlan la Bolsa de Nueva York, tienen el monopolio de los cines y de las demás salas de espectáculos de la ciudad, incluso el Metropolitan; controlan la radio y la televisión; son propietarios de muchos periódicos y publicaciones diversas, entre los cuales pueden ser mencionados el diario “New York Times”, propiedad del judío Adolph Oachs y el “New York World”, propiedad del judío Joseph Putlizer. Ellos disponen de todas las agencias teatrales de la ciudad, así como de las agencias de viajes y muchos clubes particulares, logias masónicas, sinagogas, escuelas propias y muchas otras instituciones. La mayoría de los restaurantes, casas públicas, establecimientos de bebidas alcohólicas, librerías donde se vende solo lo que no molesta a la judería, puestos de periódicos también pro-judíos, son propiedad de los israelitas.
Pero que no piense alguien que paseando por la inmensa ciudad neoyorquina vera a algún judío barriendo las calles. ¡ Eso no ! eso no es un trabajo “digno” de los “Elegidos de Dios” Están convencidos de que se hallan “predestinados” a vivir siempre como parásitos que chupan la sangre a los demás pueblos y por eso encuentran absolutamente normal el hecho de encaramarse en la cabeza de los demás ciudadanos no-judíos y vivir como “señores” entre ellos.
Barrios enteros de Nueva York como el Bronx, Brooklyn y Manhattan han sido transformados en ciudades más o menos judías, ya que los hebreos errantes llegados de todo el mundo se han amontonado allí para hacer de Nueva York la Jerusalén del mundo moderno o sea la mayor ciudad talmúdica que jamás haya existido. Y como el judío lleva con el la corrupción, la estafa, el fraude, el contrabando y todo lo que es malo para la sociedad humana, era inevitable que Nueva York, la ciudad talmúdica más grande del mundo, se viera transformada en el centro mundial de la corrupción y del delito. En efecto Nueva York tiene el más alto índice de criminalidad del mundo entero; es la ciudad donde la criminalidad infantil ha llegado a “cumbres” espantosas; es el centro del comercio con películas y fotos pornográficas; es el centro mundial del contrabando; es el centro mundial de divulgación del “jazz” y de los bailes de origen africano y epiléptico, es el mayor centro del mundo del tráfico con mujeres, sobrepasando al mismo París, ya que el “mercado” americano es mucho más vasto que el francés; es la ciudad donde se cometen más robos que en cualquier país europeo entero; es la única ciudad del mundo “civilizado” donde las bandas de hampones infantiles han llegado a penetrar en las escuelas a golpear a los maestros; es el centro mundial del tráfico con narcóticos. Hay en Norteamérica un verdadero sindicato de traficantes judíos con narcóticos y estupefacientes; hasta Agosto de 1951, el jefe de ese “sindicato” de traficantes de opio, morfina, heroína, cocaína, marihuana, etc., lo ha sido el judío Irving Wexler, conocido bajo el seudónimo de Wasey Gordon. Ese bandido fue arrestado por el FBI el 3 de Agosto de 1951 y el mismo año fueron detenidos otros tres judíos llamados: Sam Kass, Benjamín Katz y Arthur Repola.
Un poderoso organismo secreto en sus actividades dirige toda la criminal actuación de la judería de Nueva York y generalmente la de toda América. Es el Kahal o Kehilla del ghetto neoyorquino. El Kahal es organismo semejante a los conocidos “soviets” de los países comunistas, ya que estos últimos son copia del primero. Es un Consejo formado por representantes de todas las entidades judías importantes de Norteamérica, incluso las órdenes masónicas, las sinagogas, las diversas comunidades locales de las grandes ciudades americanas, los sindicatos obreros, etc., más las personalidades judías notorias de todo el país. Cuando digo órdenes masónicas me refiero a las que son exclusivamente judías, mencionadas en el capitulo anterior. Lo que persigue en realidad el Kahal judío de Nueva York, y sus finalidades, aparecen claramente especificadas en la lista de “derechos” judíos formulada por el Kahal:
1-El reconocimiento oficial del culto religioso mosaico, por el Estado americano y las municipalidades.
2-Supresión de toda mención de Nuestro Señor Jesucristo por las autoridades del Estado, de los territorios y municipios, en los documentos y en los actos públicos.
3-Reconocimiento oficial del sábado judío.
4-Autorización para los judíos para tener abiertas sus tiendas, fábricas y escuelas los domingos y trabajar y comerciar como en los demás días.
5-Admisión ilimitada en los Estados Unidos de inmigrantes judíos procedentes de diversas partes del Mundo.
6-Suspensión y castigo penal de todos los americanos al servicio público que critiquen a los judíos, aunque tengan motivo. Las críticas a los judíos deberán inscribirse en el Código Penal como delito común.
7-Eliminación en las escuelas y universidades cristianas de América de todos los libros que sean inoportunos a los judíos.
8-La institución del “Beth din”, o sea juzgados judíos dentro de los edificios públicos de la justicia cristiana, para que los criminales judíos sean juzgados no por cristianos sino por jueces judíos.
Este programa “mínimo” de los judíos fue formulado hace 40 años y gran parte de esos “derechos” han sido obtenidos por la Judería de Norteamérica durante la dictadura “democrática” del judío Roosevelt. El rico pueblo americano vive realmente su propia tragedia, provocada por la demoledora actuación judaica y el resto del mundo no puede esperar muchas cosas buenas de esa desgracia”
TRAIAN ROMANESCU*
“La Gran Conspiración Judía”
México, 1961
jueves, 14 de enero de 2010
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