Nacionalsocialismo


miércoles, 14 de abril de 2010

Discurso del 1º de Mayo de 1923 de Adolf Hitler



Si el 1º de Mayo es traducido de conformidad con su verdadero significado de la Vida Natural a la vida de los pueblos, entonces debe simbolizar la renovación del cuerpo de un pueblo que ha caído en la senilidad. Y en la vida de los pueblos, senilidad significa internacionalismo.




¿Y que es lo que nace de la senilidad? Nada, nada en absoluto. Todo lo que en la civilización humana tiene valor, no surgió del internacionalismo, sino que surgió del alma de un pueblo. Cuando los pueblos pierden su creatividad se vuelven internacionalistas. En cualquier lugar donde la incapacidad intelectual gobierne la vida de los pueblos, aparecerá el internacionalismo. Y no es una casualidad que el promotor de esta forma de pensamiento sea un pueblo que carece de una fuerza creativa real, el pueblo judío.




Por lo tanto, el 1º de Mayo solo puede ser una glorificación de la creatividad nacional que lucha contra el concepto de desintegración internacional, de la liberación del espíritu de una nación y de su futuro económico de la infección del internacionalismo. En ultima instancia, se trata de la restaurar la salud de los pueblos..., lo que nos plantea una cuestión, ¿Esta el roble alemán destinado a ver otra primavera?




Hay es donde comienza la misión de nuestro movimiento. Tenemos la fuerza para conquistar lo que nos ha traído el otoño. Es nuestra voluntad el ser Nacionalsocialistas, y no nacionalistas en el sentido habitual de la palabra, o nacionalistas a medias. Nosotros somos Nacionalsocialistas fanáticos, no bailarinas danzando sobre la cuerda floja de la moderación.




Hay tres palabras que mucha gente utiliza sin pensar, pero que para nosotros son mucho más que simple retórica. Amor, Fe y Esperanza. Nosotros los Nacionalsocialistas deseamos amar a nuestra patria, queremos aprender a amarla, a amarla celosamente, amarla por lo que es, y no toleramos la presencia de otro ídolo a su lado. Solo tenemos un interés, y es el interés por nuestro pueblo. Somos fanáticos en el amor por nuestro pueblo, y estamos ansiosos por que los llamados “gobierno nacionales” sean conscientes de ese hecho. Podremos acompañar con la lealtad de un perro a los que compartan nuestra sinceridad, pero perseguiremos con odio a aquellos que crean que pueden jugar con el amor de los nuestros. No seguiremos a los gobiernos que miran para dos sitios a la vez, que bizquean entre la izquierda y la derecha. Nosotros somos más sencillos, o amamos u odiamos.




Tenemos fe en los derechos de nuestro pueblo, derechos que han existido desde que tenemos memoria. Y protestamos contra la idea de que las demás naciones puedan tener todos los derechos, y nosotros ninguno. Debemos aprender a hacer nuestra esta fe ciega en los derechos de nuestro pueblo, en la necesidad de dedicarnos devotamente nosotros mismos al servicio de esos derechos. Debemos tener fe en que poco a poco la victoria nos será concedida si somos lo suficientemente fanáticos. Y de este amor y esta fe emergerá de nosotros la idea de la esperanza. Cuando otros dudan y vacilan ante el futuro de Alemania, nosotros no tenemos dudas. Tenemos la fe y la esperanza de que Alemania vuelve a ser una vez más, grande y poderosa. Tenemos la fe y la esperanza en que llegara el día en que Alemania se extienda desde Koenisberg hasta Estrasburgo, y desde Hamburgo hasta Viena.




Tenemos fe en que un día el Cielo traerá de vuelta a los alemanes hacia un Reich sobre el que ya no habrá estrellas soviéticas, ni estrellas de David judías, ya que sobre el Reich solo habrá el símbolo del trabajo alemán, la Esvástica. Y eso significara que el 1º de Mayo ha llegado realmente.

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